_[Lc 4:14-15] Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos.
No hay mayor demostración del poder de Dios en la vida de un creyente que el Espiritu Santo. Hay dos puntos importantes que se deben tomar en cuenta cuando hablamos del poder manifiesto de Dios en la vida del creyente y estos son: (Su guia - Rom 8:14) y (Su fruto - Gál 5:22-23). La Palabra Guiar viene del griego (ago/agontaí) lo cuál significa: control, dirección personal, el verdadero poder de Dios se manifiesta en el cristiano cuando este cede el control de su vida al Espiritu Santo para que lo maneje perfectamente a la voluntad de Dios conforme a Su Palabra y no fuera de ella. Un creyente que no cede a dicho control o dirección personal, nunca podrá experimentar el verdadero poder de Dios, ya que el tál lleva consigo luego lo que se llama en la Biblia: (el fruto del Espiritu). La palabra fruto viene del griego (karpos) lo cuál significa: producto de un organismo vivo, Acciones visibles producidas por vida ineternamente invisible, siendo el fruto la evidencia del caracter que lo produce. Un creyente que no refleja o vive en el producto de tál naturaleza divina nunca manifestara externamente el caracter de la misma, el mismo no conoce el poder de Dios el cual ha sido dado a todo aquel que lo desea. Lo que caracterizó a Jesucristo a demás de ser Emanuel - Dios con nosotros. Fué Su rendición totál y obediente al Padre celestial (Jn 5:30), y por ende el fruto del Espiritu plenamente en El, por el cual siempre se sometió en todo y decia: no se haga mi voluntad, sino la tuya (Lc 22:42b). Al igual que el Señor Jesús, el creyente puede gozar de dicha vida fructifera y controlada, el problema de el porque muchos no lo experimentan no es por el proveedor o la provisión. Sino por el instrumento que no se apropia de lo que ya es provisto (2 Pd 1:4). No es El sino nosotros el problema, debemos apropiarnos por fe (creer que es nuestro) y vivir en el acto de fe (someternos y rendirnos) por completo y así como en el Señor Jesús, habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col 2:9), así nosotros podemos decir que estamos completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad (Col 2:10).
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“El Señor es muy misericordioso y compasivo”. (Santiago 5:11)
Hay dos corazones que aprendemos en el proceso del sufrimiento: nuestro propio corazón pecador, y el corazón amoroso de nuestro Padre. “Hay un misterio Divino en el sufrimiento, un poder extraño y sobrenatural en él, que nunca ha sido entendido por la razón humana. Nunca ha habido, que se conozca, un alma con gran santidad, que no haya pasado a través de gran sufrimiento. Cuando el alma sufriente llega a una dulce calma negligente, cuando puede internamente sonreír ante su propio sufrimiento, y ni siquiera le pide al Padre que le libere de ese sufrimiento, entonces ha forjado su ministerio bendecido; entonces la paciencia tiene su obra perfecta; entonces la crucifixión empieza a tejerse a sí misma en una corona.” “No hay otro lugar para aprender la tierna simpatía del Señor Jesús, y las bendiciones del amor, paciencia y cuidado del Padre, como en las pruebas del viaje en el desierto. Cierto, debemos primero haber alcanzado por fe el Canaán al cual ya hemos venido en el Señor Jesús. Entonces vemos que este mundo no es la esfera en la cual el Padre nos puede bendecir completamente; sino que no hay lugar donde nuestro corazón es más comprendido completamente, y el corazón del Señor Jesús, como en el viaje en el desierto.” “‘Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por El.’ (Hebreos 12.5). No voy a despreciar el entrenamiento-de-hijo, como un pato en la lluvia, indiferente a ella, desafiándola como si fuera todo; tampoco me desmayaré cuando. . . regañado por Él, como una gallina en la lluvia, la cual es un objeto miserable. No seré ni miserable ni indiferente, sino concienzudo y ejercitado.” "Padre de misericordias y Dios de toda consolación". (2 Corintios 1:3). [Rom 12:2] No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
La Palabra (conformeis) viene de un termino Griego el cual da a entender, no tomes la forma o el molde. Es cuando una persona toma una botella de cristal y la llena de agua, el agua toma el molde o forma de la botella, exactamente es eso lo que Dios no quiere que hagamos, vivir fuera de Su voluntad tomando la forma del mundo. ¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?, Hay dos claves para conocer la voluntad de Dios en una situación dada: (1) Asegurarse que lo que está pidiendo o considerando hacer, no sea algo que la Biblia lo prohíbe. (2) Asegurarse que lo que está pidiendo o considerando hacer, va a glorificar a Dios, y va a ayudarlo a usted a crecer espiritualmente. Si estas dos cosas son ciertas, y Dios todavía no le ha dado lo que le está pidiendo entonces es probable que no sea la voluntad de Dios que usted obtenga lo que está pidiendo. O tal vez, usted simplemente necesita esperar un poco más de tiempo para recibirlo. Algunas veces, conocer la voluntad de Dios es difícil. La gente quiere que Dios básicamente les diga qué hacer, dónde trabajar, dónde vivir, con quién casarse, etc. Dios raramente da a la gente esa información directa y específica. Dios nos permite hacer decisiones referentes a aquellas cosas. La única decisión que Dios no quiere que hagamos es pecar o resistirnos a Su voluntad. Dios quiere que tomemos decisiones que estén de acuerdo con Su voluntad. De manera que, ¿cómo saber cuál es la voluntad de Dios para usted? Si usted está caminando cerca del Señor, y deseando de verdad Su voluntad para su vida Dios va a colocar Sus propios deseos en su corazón. La clave es desear la voluntad de Dios, no la suya propia. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón (Sal 37:4) Si la Biblia no habla en contra de sus peticiones, y si éstas genuinamente pueden beneficiarle espiritualmente entonces la Biblia le da “permiso” para tomar decisiones y seguirlas, dándonos a conocer el misterio de Su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en si mismo (Efe 1:9). "Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia." (Rom 6:18).
No tiene ningún valor el forzar algún asunto espiritual en nuestras vidas, ni en la de cualquier otro. Cuando el Padre ya nos ha preparado para progresar a través del conocimiento de Sus hechos, creeremos, nos consideraremos y descansaremos en la verdad requerida. "¿Cuál es el secreto de considerarse? Necesitamos revelación de la Palabra de Dios (Mt 16:17; Efe 1:17-18). Necesitamos poder ver el hecho de nuestra unión con el Señor Jesús. La mayoría de nosotros podemos recordar el día cuando vimos claramente que El murió por nosotros, y tenemos que estar claros de la misma manera del momento cuando morimos con El. No es que me considero a mi mismo muerto, y por ende estaré muerto. Es que, por cuanto morí—entonces me considero a mi mismo como muerto. No es considerarse hacia la muerte, sino desde la muerte." "No hay necesidad de hablar de la vida Cristiana victoriosa a menos que estemos dispuestos a aceptar el hecho que como creyentes estamos fuera de nuestro elemento aquí en este mundo. Estamos viviendo en territorio enemigo. Los creyentes pueden estar atados por engaño o ignorancia del ámbito total de su herencia en el Señor Jesús, o porque no se han, de acuerdo a Rom 6:11, considerado a sí mismos muertos al pecado y vivos para Dios en Jesucristo nuestro Señor." "Por medio de la gracia 'el hombre viejo' fue clavado a la Cruz y sepultado en la tumba; por medio de la fe el viejo hombre será guardado allí. Continuamente considérate totalmente separado de todo lo que pertenece al viejo hombre y de todo lo que tiene que ver con la vieja esfera, y la fe llegará a ser una experiencia." "El capítulo Seis de Romanos no es un aspecto de la verdad, sino la verdad fundamental sobre la cual cada creyente debe pararse firme si va a crecer y madurar en el 'Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi.' (Gál 2:20)" "Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió." (Hebreos 10:23). "Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado." (1 Corintios 2:2).
La cosecha no puede ser mejor que la siembra y el cultivo. La carga por la necesidad de otros desarrolla un hambre de corazón para ser un “instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra." (2 Timoteo 2:21). "Existe una ley universal que todo lo que posee un poder productivo produce ‘fruto de su tipo.’ Esto no es menos verdadero al compartir. 'Un ministerio religioso puede ser síquico, ortodoxo, herético, social, humanitario, educativo, político o espiritual'. En cada caso produce resultados ‘de acuerdo a su tipo.’ '¿Pero son ‘resultados’ externos (como tales) el principal objetivo del evangelismo? ¡Dios nos guarde! Porque esos que siguen ese arte, pueden producir ‘resultados’ de ese tipo muy fácilmente y baratos. Pero el fin verdadero del evangelismo es establecer la soberanía del Señor Jesús en los corazones. Esta es la obra del Espíritu Santo, y no puede ser medido por estadísticas." "¡Cuanto hay llamado espiritual que no es sino carne! Cuantos de los creyentes del Señor buscan tocar al Dios viviente y yerran en encontrarle a El y satisfacer sus corazones-hambrientos de la verdadera comunión con El. Teóricamente creemos en Su presencia, pero encontramos solo un mero mover de las emociones. Se nos dice del poder del Espíritu, pero vemos resultados producidos por maestros de ceremonia, oratoria y emocionalismo. Somos aconsejados a depender en el Espíritu, pero en la práctica la dependencia es realmente en la sabiduría humana, habilidades, personalidad y programas. No pasamos de eso, detrás de todo lo que es del hombre, para tocar al Dios viviente." "'¡Diez mil tutores! ¡No muchos padres!' ¡Cuan real es eso hoy! Muchos maestros, pero muy pocos dispuestos a sufrir y llevar a otros en sus corazones, hasta que pasen de su etapa de infancia hasta la madurez." "A predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo." (1 Corintios 1:17).
“Pero ahora estamos libres de la ley.” (Rom 7:6a)
La vida Cristiana no está regulada por Moisés y la Ley, sino vivida por “el Espíritu de vida en Cristo Jesús.” No reglas, sino naturaleza. “Dios dio a Su pueblo Israel, una nación que vivía en el mundo, la ley; uno de sus propósitos fue actuar como freno o para restringir; una clase de freno y contención a su carne rebelde. Tenía que ser reprimida por un lado; tenía que ser empujada por el otro, por decirlo así. Así fue como la ley trataba con la carne del hombre. Pero regresarse a la ley ahora es simplemente negar el cristianismo." “Algunos hombres buenos quienes en grave error impondrían la ley como regla de vida para el creyente lo harían con buenas intenciones (porque ellos tratan de ser piadosos), pero el principio en su totalidad es falso. La ley, en lugar de ser regla de vida, es necesariamente una regla de muerte para quien tiene una naturaleza pecadora. Lejos de ser un poder libertador, solo puede condenar a tal; lejos de ser un medio de santidad, es, de hecho, y de acuerdo a Pablo, el ‘poder del pecado’ (1 Cor 15:56).’” “En el hombre la ley y la carne van siempre juntas. La Cruz fue el fin de ambas a los ojos de Dios. La carne fue juzgada y condenada allí; fue tratada como cosa muerta delante de Dios–muerta y enterrada. Y también estamos muertos a la ley que trata con la carne." “Nosotros estamos fuera de ambas: no estamos en la carne, y no más bajo la ley. La carne siendo aquello que tenemos de donde la ley se agarra, y la carne siendo ahora, por fe, considerada cosa muerta (Romanos 6.6), la ley ya no tiene de donde agarrarse. Pasamos de su provincia a otro país y atmósfera–‘escondidos con Cristo en Dios’ (Col 3.3).” “De modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra." (Rom 7:6b) "Habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados" (Romanos 6:17).
El propósito de la doctrina es producir la personificación de la verdad. "Todavía necesitamos las verdades más sublimes para hacer que se cumplan las responsabilidades más simples. Tal como las leyes que moldean las estrellas y mueven las esferas gigantes de Saturno y Urano en sus tremendos circuitos, dan forma a la gota de rocío que brilla al final de un tallo de hierba, así debe ser regulado todo en la vida cristiana por el principio que descansa en la persona y la Cruz del Señor Jesucristo. El aislar la moralidad cristiana de la teología cristiana es destrozar las enseñanzas del Nuevo Testamento, con respecto a sus elementos más profundos y vitales." "El conocimiento de la doctrina, auque esencial como es, no te da poder. Uno puede estar muy bien empapado de la doctrina de la libertad, y no saber absolutamente nada de su realidad práctica. Es cuando nuestros corazones están bajo el influjo de la gracia la cual se nos ministra por medio de nuestro Señor Jesucristo, y que se teje con El en afecto, que tocamos y saboreamos la nueva vida, cortando de corazón de todo lo que constituye la vida de nuestro viejo hombre. Así que el cuerpo del pecado es anulado en nuestros corazones y por tanto ya no servimos más al pecado." "En la literatura de la Iglesia en el Nuevo Testamento, el credo y la conducta están siempre relacionados. La doctrina y la práctica, la teología y la moralidad, el conocimiento y la acción están conectados de forma inseparable, siendo el uno al otro un fundamento de una superestructura por su relación, como el centro en una circunferencia, como la causa y el efecto. Algunos exponen sin aplicar, y otros tratan de aplicar lo que no se les ha explicado, pero los Apóstoles siempre hacen ambos. Cuando la verdad revelada se divorcia del vivir cristiano se convierte en un abstracto impotente." "Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia." (Romanos 6:18). [Col 2:9] Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.
Nuestra comunión con el Padre se predica basada en nuestro entendimiento de que ya estamos en Su presencia, en Su Hijo. A la mayoría no les importa ir más allá de la idea del perdón y un caminar santo en el mundo; pero es el gusto y propósito de nuestro Padre traernos como sacerdotes a Su presencia. Si nos acercamos a Él es completamente aparte de todas las imperfecciones de la carne. Estamos ahí en toda la dulzura y perfección del Señor Jesucristo. Es cuando estamos identificados con Sus perfecciones y aceptación que podemos acercarnos y tener comunión. No es una cuestión de corregir esto o aquello, sino de cosas celestiales en el Señor Jesús separando nuestros corazones de cosas terrenas. Cuando miramos desde el cielo, y obramos del cielo hacia abajo, las cosas terrenales pronto menguan, y la satisfacción de su desaparición no regresa a nosotros de ninguna forma, sino al Señor Jesús. Así Él Mismo recibe toda la gloria, por todo lo bueno que pudo haber causado en nosotros el Espíritu Santo. El Señor Jesús está a la diestra del Padre, y Él está ahí como nuestra Vida. Por Él, es que tenemos acceso a la presencia y el favor de nuestro Padre. Para comprender esta gracia necesitamos estar muy claros en nuestras almas de Aquel por quien la hemos recibido. Nunca podremos aprender la gracia de nuestro Padre al enfocarnos en quienes la reciben; mas bien debemos pensar en el Único por Quien es dada. El creyente es puesto delante del Padre de acuerdo a la belleza del Señor Jesucristo, y es, puesto de acuerdo al ojo y corazón del Padre, como Su Amado nada menos. Y vosotros estáis completos en El, que es la Cabeza (Col 2:10). [Gál 5:16a] Digo, pues: Andad en el Espíritu.
Es un mandamiento para apropiarse del poder y la bendición que es provista por el Espiritu que mora en el creyente. El andar en el Espiritu es un mandamiento en el tiempo presente, esto es, que el creyente debe mantenerse andando pro medio de El. El nivel cristiano de la vida espiritual es muy alto, y el creyente no es capaz de cumplir la voluntad de Dios a parte del poder de Dios. De acuerdo a ello, la provisión del Espiritu que mora hace posible para el creyente el estar andando por medio del poder y guia del Espiritu Santo. El andar en el Espiritu es un acto de Fe. Es que el creyente está dependiendo del Espiritu el hacer solo lo que el Espiritu puede hacer, las normas altas de la era presente donde se nos ordena (Amar como Cristo ama - Jn 13:34-35, 15:12) y donde se ordena que (Cada pensamiento sea traido a la obediencia en Cristo - 2 Cor 10:5) son imposibles fuera del poder del Espiritu Santo. De igual manera, las otras manifestaciones de la vida espiritual tales como (El fruto del Espiritu - Gál 5:22-23) y tales mandamientos como (Estad siempre gozosos, orad sin cesar y dad gracias en todo, por que es la voluntad de Dios - 1 Ts 5:16-18) son imposibles a menos que uno este andando en el Espiritu. [Gál 5:16b] y no satisfagáis los deseos de la carne. El creyente tiene conflicto con el sistema mundial y Satanás, y a demás tiene un enemigo interno, su antigua naturaleza, la cual desea conducirle de vuelta a la vida de desobediencia en la carne pecaminosa (Rom 5:21, 6:6, 1 Cor 5:5, 2 Cor 7:1, 10:23, Gál 5:16-24, 6:8, Efe 2:3). Por estar la antigua naturaleza constantemente en guerra con la nueva naturaleza en el creyente, solo la continua dependencia en el Espiritu de Dios puede traer victoria. Así es que, aunque algunos hán llegado a la conclusión erronea de que un creyente puede alcanzar una perfección sin pecado, existe la necesidad de caminar constantemente en el Espiritu para que esta persona en Su poder pueda llevar a cabo la voluntad de Dios eb la vida propia del creyente. A el creyente le espera la perfección final de cuerpo y espiritu en el cielo, pero la lucha espiritual continua sin disminuir hasta la muerte o el translado espiritual. Todas estas verdades enfatizan la importancia de apropiarse de la perfecta obra del Espiritu andando en Su poder y gloria, dejando que el Espiritu tenga el control y dirección de nuestra vida cristiana (Rom 8:14). ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? (1 Cor 3:16). Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis (Rom 8:13). [1 Tes 5:19] No apaguéis al Espíritu.
Apagar el Espiritu es ahogar o reprimir al Espiritu con nuestra voluntad carnal y no permitirle que cumpla su Obra en nosotros. Se puede definir como el decir (No) a Su ministerio en nuestra vida, es no dejarlo conducirce a Su manera. El pecado original de Satanás fue la rebelión contra Dios (Is 14:14), y cuando nosotros como creyentes decimos (yo quiero) en lugar de decir como Cristo en Getsemaní (No se haga mi voluntad, sino la tuya - Lc 22:42), entonces estamos apagando al Espiritu. Para que se pueda experimentar la plenitúd del Espiritu es necesario que el creyente rinda su vida al Señor. Un hombre no puede servir a dos señores (Mt 6:24), al creyente hoy en dia ya no se le exorta a que constantemente se rinda a si mismo a Dios, y por ello no experimentan muchos la plenitud del Espiritu (Su Fruto – Gal 5:22-23, y Control - Rom 8:14). Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia (Rom 6:13). Aqui se declara claramente la opcion ante casa creyente: puede rendirse a si mismo a Dios como al pecado, y tal cual sea la desición tomada recibira o negara los beneficios divinos de Su plenitúd en el Espiritu. Rendirse a Dios de una vez y para siempre (Rom 12:1-2), de acuerdo a esto, la experiencia de ser llenado con el Espiritu Santo solo puede llevarse a cabo cuando un creyente toma el paso inicial de presentarse como sacrificio vivo. El creyente ha sido preparado para esto por medio de la salvación, lo cual hace al sacrificio santo y aceptable delante de Dios. Es razonable de parte de Dios esperar esto habiendo muerto Cristo por nosotros en la cruz. Al presentar su cuerpo, el creyente debe enfrentar el hecho de que no debe conformarse (Amoldarse) a este mundo, sino que internamente debe ser transformado por el Espiritu con el resultado de que su mente sea renovada para reconocer los valores espirituales. Es capaz de distinguir lo que es y no es la voluntad de Dios, de lo que es (buena, agradable y perfecta voluntad de Dios). |