Salmos, Proverbios, Eclesiastes, Cantares.
Libro de Salmos
Autor: La breve descripción que introduce los salmos, mencionan a David como el autor en 73 ocasiones. La personalidad e identidad de David están claramente plasmadas en muchos de estos salmos. Mientras que es claro que David escribió muchos de los salmos individuales, definitivamente él no es el autor de toda la colección. Dos de los salmos (72 y 127) son atribuidos a Salomón, el hijo y sucesor de David. El salmo 90 es una oración atribuida a Moisés. Otro grupo de 12 salmos (50 y 73-83) es adjudicado a la familia de Asaf. Los hijos de Coré escribieron 11 salmos (42, 44-49, 84-85, 87-88). El salmo 88 es atribuido a Hermán, mientras que el 89 es atribuido a Etán el ezraita. Con la excepción de Salomón y Moisés, todos estos autores adicionales fueron sacerdotes o levitas quienes eran responsables de proveer música para la adoración del santuario durante el reinado de David. Cincuenta de los salmos no especifican a ninguna persona como su autor.
Fecha de su Escritura: Un cuidadoso examen sobre el asunto de la autoría, así como los temas cubiertos por los salmos mismos, revela que abarcan un período de muchos siglos. El salmo más antiguo en la colección es probablemente la oración de Moisés (90), una reflexión sobre la fragilidad del hombre comparado con la eternidad de Dios. El último salmo es probablemente el 137, una canción de lamento claramente escrito durante los días cuando los hebreos habían sido llevados cautivos por los babilonios, desde el 586 al 538 a.C.
Está claro que los 150 salmos individuales, fueron escritos por muchas diferentes personas a través de un período de mil años en la historia de Israel. Éstos han de haber sido coleccionados y reunidos en su presente forma por un editor desconocido, poco después de haber terminado la cautividad cerca del 537 a.C.
Propósito de la Escritura: El Libro de Salmos es el libro más largo de la Biblia, con 150 salmos individuales. También es uno de los más diversos, puesto que los salmos tratan con temas tales como Dios y Su creación, la guerra, adoración, sabiduría, pecado y maldad, juicio, justicia y la venida del Mesías.
Versos Clave: Salmos 19:1 “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.”
Salmos 22:16-18 “Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos. Entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.”
Salmos 23:1 “Jehová es mi pastor; nada me faltará.”
Salmos 29:1-2 ““Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.”
Salmos 51:10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”
Salmos 119:1-2 “Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová. Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan.”
Breve Resumen: El Libro de Salmos es una colección de oraciones, poemas, e himnos, que centran los pensamientos del adorador en Dios, en alabanza y adoración. Partes de este libro fueron usadas como un himnario en los servicios de adoración del antiguo Israel. La herencia musical de los salmos está demostrada por su título. Éste procede de una palabra griega que significa “una canción cantada al acompañamiento de un instrumento musical.”
Referencias Proféticas: Un tema recurrente en los Salmos, es la provisión de Dios de un Salvador para Su pueblo. Las imágenes proféticas del Mesías son vistas en numerosos salmos. El Salmo 2:1-12 describe el triunfo y el reino del Mesías. El Salmo 16:8-11 prefigura Su muerte y resurrección. El Salmo 22 nos muestra al Salvador sufriente en la cruz y presenta detalles proféticos de la crucifixión, todo lo cual fue cumplido a la perfección. Las glorias del Mesías y Su novia son presentadas en el Salmo 45:13-14, mientras que los Salmos 72:6-7; 89:3-37; 110:1-7; y 132:12-18 presentan la gloria y universalidad de Su reino.
Aplicación Práctica: Uno de los resultados de ser lleno con el Espíritu o con la Palabra de Cristo, es cantar. Los salmos son el “cancionero” de la iglesia primitiva, que reflejaban la nueva verdad en Cristo.
Dios es el mismo Señor en todos los salmos, pero respondemos a Él en diferentes formas, de acuerdo con las circunstancias específicas de nuestra vida. ¡Que maravilloso Dios es al que adoramos! declara el salmista, Uno que es alto y elevado por encima de nuestras experiencias humanas, pero también Uno que está lo suficientemente cerca para tocarlo y quien camina a nuestro lado a lo largo de todo nuestro camino por la vida.
Podemos traer todos nuestros sentimientos a Dios – sin importar cuán negativos o quejumbrosos puedan ser – y podemos descansar, seguros de que Él nos escuchará y entenderá. El salmista nos enseña que la oración más profunda de todas es el grito de ayuda, mientras nos encontramos abrumados por los problemas de la vida.
Autor: La breve descripción que introduce los salmos, mencionan a David como el autor en 73 ocasiones. La personalidad e identidad de David están claramente plasmadas en muchos de estos salmos. Mientras que es claro que David escribió muchos de los salmos individuales, definitivamente él no es el autor de toda la colección. Dos de los salmos (72 y 127) son atribuidos a Salomón, el hijo y sucesor de David. El salmo 90 es una oración atribuida a Moisés. Otro grupo de 12 salmos (50 y 73-83) es adjudicado a la familia de Asaf. Los hijos de Coré escribieron 11 salmos (42, 44-49, 84-85, 87-88). El salmo 88 es atribuido a Hermán, mientras que el 89 es atribuido a Etán el ezraita. Con la excepción de Salomón y Moisés, todos estos autores adicionales fueron sacerdotes o levitas quienes eran responsables de proveer música para la adoración del santuario durante el reinado de David. Cincuenta de los salmos no especifican a ninguna persona como su autor.
Fecha de su Escritura: Un cuidadoso examen sobre el asunto de la autoría, así como los temas cubiertos por los salmos mismos, revela que abarcan un período de muchos siglos. El salmo más antiguo en la colección es probablemente la oración de Moisés (90), una reflexión sobre la fragilidad del hombre comparado con la eternidad de Dios. El último salmo es probablemente el 137, una canción de lamento claramente escrito durante los días cuando los hebreos habían sido llevados cautivos por los babilonios, desde el 586 al 538 a.C.
Está claro que los 150 salmos individuales, fueron escritos por muchas diferentes personas a través de un período de mil años en la historia de Israel. Éstos han de haber sido coleccionados y reunidos en su presente forma por un editor desconocido, poco después de haber terminado la cautividad cerca del 537 a.C.
Propósito de la Escritura: El Libro de Salmos es el libro más largo de la Biblia, con 150 salmos individuales. También es uno de los más diversos, puesto que los salmos tratan con temas tales como Dios y Su creación, la guerra, adoración, sabiduría, pecado y maldad, juicio, justicia y la venida del Mesías.
Versos Clave: Salmos 19:1 “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.”
Salmos 22:16-18 “Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos. Entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.”
Salmos 23:1 “Jehová es mi pastor; nada me faltará.”
Salmos 29:1-2 ““Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.”
Salmos 51:10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”
Salmos 119:1-2 “Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová. Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan.”
Breve Resumen: El Libro de Salmos es una colección de oraciones, poemas, e himnos, que centran los pensamientos del adorador en Dios, en alabanza y adoración. Partes de este libro fueron usadas como un himnario en los servicios de adoración del antiguo Israel. La herencia musical de los salmos está demostrada por su título. Éste procede de una palabra griega que significa “una canción cantada al acompañamiento de un instrumento musical.”
Referencias Proféticas: Un tema recurrente en los Salmos, es la provisión de Dios de un Salvador para Su pueblo. Las imágenes proféticas del Mesías son vistas en numerosos salmos. El Salmo 2:1-12 describe el triunfo y el reino del Mesías. El Salmo 16:8-11 prefigura Su muerte y resurrección. El Salmo 22 nos muestra al Salvador sufriente en la cruz y presenta detalles proféticos de la crucifixión, todo lo cual fue cumplido a la perfección. Las glorias del Mesías y Su novia son presentadas en el Salmo 45:13-14, mientras que los Salmos 72:6-7; 89:3-37; 110:1-7; y 132:12-18 presentan la gloria y universalidad de Su reino.
Aplicación Práctica: Uno de los resultados de ser lleno con el Espíritu o con la Palabra de Cristo, es cantar. Los salmos son el “cancionero” de la iglesia primitiva, que reflejaban la nueva verdad en Cristo.
Dios es el mismo Señor en todos los salmos, pero respondemos a Él en diferentes formas, de acuerdo con las circunstancias específicas de nuestra vida. ¡Que maravilloso Dios es al que adoramos! declara el salmista, Uno que es alto y elevado por encima de nuestras experiencias humanas, pero también Uno que está lo suficientemente cerca para tocarlo y quien camina a nuestro lado a lo largo de todo nuestro camino por la vida.
Podemos traer todos nuestros sentimientos a Dios – sin importar cuán negativos o quejumbrosos puedan ser – y podemos descansar, seguros de que Él nos escuchará y entenderá. El salmista nos enseña que la oración más profunda de todas es el grito de ayuda, mientras nos encontramos abrumados por los problemas de la vida.
Libro de Proverbios
Autor: El rey Salomón es el principal escritor de Proverbios. Su nombre aparece en 1:1, 10:1, y 25:1. También podemos suponer que Salomón coleccionó y editó proverbios aparte de los suyos propios, porque Eclesiastés 12:9 dice, “Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.” Ciertamente, el título hebreo “Mishle Shelomoh” se traduce como “Los Proverbios de Salomón”
Fecha de su Escritura: Los proverbios de Salomón fueron escritos alrededor del 900 a.C. Durante su reinado como rey de Israel, la nación alcanzó su climax espiritual, política, cultural y económicamente. Mientras aumentaba la reputación de Israel, también lo hacía la del rey Salomón. Dignatarios extranjeros de los confines del mundo conocido, viajaban grandes distancias para escuchar hablar al sabio monarca (1 Reyes 4:34).
Propósito de la Escritura: El conocimiento no es más que la acumulación de hechos en bruto, pero la sabiduría es la habilidad de ver a la gente, los eventos, y las situaciones como Dios las ve. En el Libro de Proverbios, Salomón revela la mente de Dios en asuntos altos y sublimes y también en situaciones comunes, ordinarias y cotidianas. Parece que ningún tema escapó a la atención del rey Salomón. Asuntos pertenecientes a la conducta personal, relaciones sexuales, negocios, riqueza, caridad, ambición, disciplina, deuda, crianza de los hijos, carácter, alcohol, política, venganza, y bondad están entre muchos otros tópicos tratados en esta rica colección de dichos sabios.
Versos Clave: Proverbios 1:5 “Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo.”
Proverbios 1:7 “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová. Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.”
Proverbios 4:5 “Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca.”
Proverbios 8:13-14 “El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco. Conmigo está el consejo y el buen juicio; Yo soy la inteligencia; mío es el poder.”
Breve Resumen: Resumir el Libro de Proverbios es un poco difícil, porque a diferencia de muchos otros libros de la Escritura, en éste no hay una trama o un argumento que se encuentre en sus páginas; tampoco existen en el libro los personajes principales. Es la sabiduría lo que está en el escenario central – una grande y divina sabiduría, que trasciende el total de la historia, los pueblos y las culturas. Aún una lectura superficial de este magnífico tesoro, revela las sustanciales palabras del sabio rey Salomón que son tan relevantes ahora como lo fueron hace unos tres mil años.
Referencias Proféticas: El tema de la sabiduría y su necesidad en nuestras vidas, encuentra su cumplimiento en Cristo. En Proverbios somos continuamente exhortados a buscar la sabiduría, adquirir sabiduría y entender sabiduría. Proverbios también nos dice –y lo repite—que el temor del Señor es el principio de la sabiduría (1:7; 9:10). Nuestro temor a la ira y justicia de Dios, es lo que nos lleva a Cristo, quien es la encarnación de la sabiduría de Dios, como se expresó en Su glorioso plan de redención para la raza humana. En Cristo, es “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (Colosenses 2:3), encontramos la respuesta a nuestra búsqueda de la sabiduría, el remedio para nuestro temor de Dios, y la “sabiduría, justificación, santificación y redención.” que tan desesperadamente necesitamos (1 Corintios 1:30). La sabiduría que se encuentra solo en Cristo está en contraste con la necedad del mundo, la cual nos anima a ser sabios a nuestros propios ojos. Pero Proverbios también nos dice que los caminos del mundo no son los de Dios (Proverbios 3:7) y que solo conducen a la muerte (Proverbios 14:12; 16:25).
Aplicación Práctica: Dentro de sus treinta y un capítulos de este libro, se encuentra en su contenido un innegable sentido práctico, para las respuestas racionales y sensibles a toda clase de dificultades complejas. Ciertamente, Proverbios es el gran libro de “cómo hacerlo” que jamás se ha escrito, y aquellos que tienen el buen sentido de adoptar para sí las lecciones de Salomón, descubrirán rápidamente, que la piedad, la prosperidad y la alegría son suyas con pedirlo.
La promesa recurrente en el Libro de Proverbios, es que aquellos que eligen la sabiduría y siguen a Dios, serán bendecidos de numerosas maneras: con larga vida (9:11); prosperidad (2:20-22); gozo (3:13-18); y la bondad de Dios (12:21). Por otra parte, aquellos que lo rechazan, sufrirán vergüenza y muerte (3:35; 10:21). Rechazar a Dios es elegir la necedad sobre la sabiduría, y es separarnos nosotros mismos de Dios, de Su Palabra, de Su sabiduría y de Sus bendiciones.
Autor: El rey Salomón es el principal escritor de Proverbios. Su nombre aparece en 1:1, 10:1, y 25:1. También podemos suponer que Salomón coleccionó y editó proverbios aparte de los suyos propios, porque Eclesiastés 12:9 dice, “Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios.” Ciertamente, el título hebreo “Mishle Shelomoh” se traduce como “Los Proverbios de Salomón”
Fecha de su Escritura: Los proverbios de Salomón fueron escritos alrededor del 900 a.C. Durante su reinado como rey de Israel, la nación alcanzó su climax espiritual, política, cultural y económicamente. Mientras aumentaba la reputación de Israel, también lo hacía la del rey Salomón. Dignatarios extranjeros de los confines del mundo conocido, viajaban grandes distancias para escuchar hablar al sabio monarca (1 Reyes 4:34).
Propósito de la Escritura: El conocimiento no es más que la acumulación de hechos en bruto, pero la sabiduría es la habilidad de ver a la gente, los eventos, y las situaciones como Dios las ve. En el Libro de Proverbios, Salomón revela la mente de Dios en asuntos altos y sublimes y también en situaciones comunes, ordinarias y cotidianas. Parece que ningún tema escapó a la atención del rey Salomón. Asuntos pertenecientes a la conducta personal, relaciones sexuales, negocios, riqueza, caridad, ambición, disciplina, deuda, crianza de los hijos, carácter, alcohol, política, venganza, y bondad están entre muchos otros tópicos tratados en esta rica colección de dichos sabios.
Versos Clave: Proverbios 1:5 “Oirá el sabio, y aumentará el saber, y el entendido adquirirá consejo.”
Proverbios 1:7 “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová. Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.”
Proverbios 4:5 “Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca.”
Proverbios 8:13-14 “El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco. Conmigo está el consejo y el buen juicio; Yo soy la inteligencia; mío es el poder.”
Breve Resumen: Resumir el Libro de Proverbios es un poco difícil, porque a diferencia de muchos otros libros de la Escritura, en éste no hay una trama o un argumento que se encuentre en sus páginas; tampoco existen en el libro los personajes principales. Es la sabiduría lo que está en el escenario central – una grande y divina sabiduría, que trasciende el total de la historia, los pueblos y las culturas. Aún una lectura superficial de este magnífico tesoro, revela las sustanciales palabras del sabio rey Salomón que son tan relevantes ahora como lo fueron hace unos tres mil años.
Referencias Proféticas: El tema de la sabiduría y su necesidad en nuestras vidas, encuentra su cumplimiento en Cristo. En Proverbios somos continuamente exhortados a buscar la sabiduría, adquirir sabiduría y entender sabiduría. Proverbios también nos dice –y lo repite—que el temor del Señor es el principio de la sabiduría (1:7; 9:10). Nuestro temor a la ira y justicia de Dios, es lo que nos lleva a Cristo, quien es la encarnación de la sabiduría de Dios, como se expresó en Su glorioso plan de redención para la raza humana. En Cristo, es “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.” (Colosenses 2:3), encontramos la respuesta a nuestra búsqueda de la sabiduría, el remedio para nuestro temor de Dios, y la “sabiduría, justificación, santificación y redención.” que tan desesperadamente necesitamos (1 Corintios 1:30). La sabiduría que se encuentra solo en Cristo está en contraste con la necedad del mundo, la cual nos anima a ser sabios a nuestros propios ojos. Pero Proverbios también nos dice que los caminos del mundo no son los de Dios (Proverbios 3:7) y que solo conducen a la muerte (Proverbios 14:12; 16:25).
Aplicación Práctica: Dentro de sus treinta y un capítulos de este libro, se encuentra en su contenido un innegable sentido práctico, para las respuestas racionales y sensibles a toda clase de dificultades complejas. Ciertamente, Proverbios es el gran libro de “cómo hacerlo” que jamás se ha escrito, y aquellos que tienen el buen sentido de adoptar para sí las lecciones de Salomón, descubrirán rápidamente, que la piedad, la prosperidad y la alegría son suyas con pedirlo.
La promesa recurrente en el Libro de Proverbios, es que aquellos que eligen la sabiduría y siguen a Dios, serán bendecidos de numerosas maneras: con larga vida (9:11); prosperidad (2:20-22); gozo (3:13-18); y la bondad de Dios (12:21). Por otra parte, aquellos que lo rechazan, sufrirán vergüenza y muerte (3:35; 10:21). Rechazar a Dios es elegir la necedad sobre la sabiduría, y es separarnos nosotros mismos de Dios, de Su Palabra, de Su sabiduría y de Sus bendiciones.
Libro de Eclesiastés
Autor: El libro de Eclesiastés no identifica directamente a su autor. Hay algunos versos que implican que Salomón escribió este libro. Hay algunas pistas en el contexto que pueden sugerir que una persona diferente escribió el libro después de la muerte de Salomón, posiblemente cientos de años después. Aún así, la creencia tradicional es que el autor es ciertamente Salomón.
Fecha de su Escritura: El reinado de Salomón como rey de Israel duró aproximadamente del 970 al 930 a.C. El Libro de Eclesiastés fue escrito probablemente hacia el final de su reinado, aproximadamente en el 935 a.C.
Propósito de la Escritura: Eclesiastés es un libro de perspectiva. La narrativa de “el Predicador”, o “el Maestro” revela la depresión que inevitablemente resulta de buscar la felicidad en las cosas del mundo. Este libro da la oportunidad a los cristianos de ver al mundo a través de los ojos de una persona que, aunque muy sabia, está tratando de encontrar el sentido de la vida en las cosas humanas y temporales. La mayor parte de los placeres mundanos son explorados por el Predicador, y ninguno le proporciona un sentido significativo a la vida.
Al final, el Predicador llega a aceptar que la fe en Dios es la única manera de encontrar el significado personal. Él decide aceptar el hecho de que la vida es breve y a última instancia inútil sin Dios. El Predicador aconseja al lector enfocarse en un Dios eterno, en vez de en el placer temporal.
Versos Clave: Eclesiastés 1:2 “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.”
Eclesiastés 1:18 “Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.”
Eclesiastés 2:11 “Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.”
Eclesiastés 12:1 “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.”
Eclesiastés 12:13 “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.”
Breve Resumen: Dos frases son repetidas a menudo en Eclesiastés. La palabra traducida como “vanidad” en la RV, y como “absurdo” en la NVI aparece con frecuencia, y es usada para enfatizar la naturaleza temporal de las cosas del mundo. Al final, aún los logros humanos más impresionantes, serán dejados atrás. La frase “bajo el sol” ocurre 28 veces, y se refiere al mundo mortal. Cuando el Predicador se refiere a “todas las cosas debajo del sol,” está hablando de las cosas humanas, terrenales y temporales.
Los primeros siete capítulos del Libro de Eclesiastés, describen todas las cosas mundanas “bajo el sol” en las que el Predicador trata de hallar contentamiento. El prueba el descubrimiento científico (1:10-11), la sabiduría y la filosofía (1:13-18), la alegría (2:1), el alcohol (2:3), la arquitectura (2:4), las posesiones (2:7-8), y los lujos (2:8). El Predicador dirigió su mente hacia diferentes filosofías, tales como el materialismo, para encontrar el significado (2:19-20), y aún los códigos morales (incluyendo capítulos 8-9). Él encontró que todo era vanidad, una diversión temporal, que sin Dios, no tenía propósito o permanencia.
Los capítulos 8-12 de Eclesiastés describen las sugerencias y comentarios del Predicador sobre cómo debe vivirse la vida. Él llega a la conclusión de que sin Dios, no hay verdad ni significado para la vida. Él ha visto muchos males y se ha dado cuenta de que aún los mejores logros del hombre, no valen nada a la larga. Así que él aconseja al lector conocer a Dios desde la juventud (12:1) y seguir Su voluntad (12:13-14).
Referencias Proféticas: Para todas las vanidades descritas en el Libro de Eclesiastés, la respuesta es Cristo. De acuerdo a Eclesiastés 3:17, Dios juzga al justo y al impío, y los justos son solo aquellos que están en CRISTO (2 Corintios 5:21). Dios ha colocado el deseo por la eternidad en nuestros corazones (Eclesiastés 3:11), y ha provisto el Camino a la vida eterna a través de Cristo (Juan 3:16). Se nos recuerda que luchar por alcanzar las riquezas del mundo, no solo es vanidad porque no satisface (Eclesiastés 5:10), sino que aún si pudiéramos alcanzarlas, sin Cristo, perderíamos nuestras almas y ¿qué provecho habría en ello? (Marcos 8:36). A última instancia, cada desilusión y vanidad descrita en Eclesiastés tiene su remedio en Cristo, quien es la sabiduría de Dios y el único significado verdadero que encontramos en la vida.
Aplicación Práctica: Eclesiastés ofrece al cristiano una oportunidad de entender el vacío y la desesperación con la que luchan aquellos que no conocen a Dios. Aquellos que no tienen una fe salvadora en Cristo, se enfrentan con una vida que a última instancia terminará y se volverá irrelevante. Si no hay salvación, y no hay Dios, entonces no solo la vida no tiene caso, sino que tampoco hay un propósito o dirección para ella. El mundo “bajo el sol,” aparte de Dios, es frustrante, cruel, injusto, breve, y “carente de sentido.” Pero con Cristo, la vida no es sino una sombra de las glorias por venir en un cielo que solo es accesible a través de Él.
Autor: El libro de Eclesiastés no identifica directamente a su autor. Hay algunos versos que implican que Salomón escribió este libro. Hay algunas pistas en el contexto que pueden sugerir que una persona diferente escribió el libro después de la muerte de Salomón, posiblemente cientos de años después. Aún así, la creencia tradicional es que el autor es ciertamente Salomón.
Fecha de su Escritura: El reinado de Salomón como rey de Israel duró aproximadamente del 970 al 930 a.C. El Libro de Eclesiastés fue escrito probablemente hacia el final de su reinado, aproximadamente en el 935 a.C.
Propósito de la Escritura: Eclesiastés es un libro de perspectiva. La narrativa de “el Predicador”, o “el Maestro” revela la depresión que inevitablemente resulta de buscar la felicidad en las cosas del mundo. Este libro da la oportunidad a los cristianos de ver al mundo a través de los ojos de una persona que, aunque muy sabia, está tratando de encontrar el sentido de la vida en las cosas humanas y temporales. La mayor parte de los placeres mundanos son explorados por el Predicador, y ninguno le proporciona un sentido significativo a la vida.
Al final, el Predicador llega a aceptar que la fe en Dios es la única manera de encontrar el significado personal. Él decide aceptar el hecho de que la vida es breve y a última instancia inútil sin Dios. El Predicador aconseja al lector enfocarse en un Dios eterno, en vez de en el placer temporal.
Versos Clave: Eclesiastés 1:2 “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad.”
Eclesiastés 1:18 “Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.”
Eclesiastés 2:11 “Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.”
Eclesiastés 12:1 “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento.”
Eclesiastés 12:13 “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.”
Breve Resumen: Dos frases son repetidas a menudo en Eclesiastés. La palabra traducida como “vanidad” en la RV, y como “absurdo” en la NVI aparece con frecuencia, y es usada para enfatizar la naturaleza temporal de las cosas del mundo. Al final, aún los logros humanos más impresionantes, serán dejados atrás. La frase “bajo el sol” ocurre 28 veces, y se refiere al mundo mortal. Cuando el Predicador se refiere a “todas las cosas debajo del sol,” está hablando de las cosas humanas, terrenales y temporales.
Los primeros siete capítulos del Libro de Eclesiastés, describen todas las cosas mundanas “bajo el sol” en las que el Predicador trata de hallar contentamiento. El prueba el descubrimiento científico (1:10-11), la sabiduría y la filosofía (1:13-18), la alegría (2:1), el alcohol (2:3), la arquitectura (2:4), las posesiones (2:7-8), y los lujos (2:8). El Predicador dirigió su mente hacia diferentes filosofías, tales como el materialismo, para encontrar el significado (2:19-20), y aún los códigos morales (incluyendo capítulos 8-9). Él encontró que todo era vanidad, una diversión temporal, que sin Dios, no tenía propósito o permanencia.
Los capítulos 8-12 de Eclesiastés describen las sugerencias y comentarios del Predicador sobre cómo debe vivirse la vida. Él llega a la conclusión de que sin Dios, no hay verdad ni significado para la vida. Él ha visto muchos males y se ha dado cuenta de que aún los mejores logros del hombre, no valen nada a la larga. Así que él aconseja al lector conocer a Dios desde la juventud (12:1) y seguir Su voluntad (12:13-14).
Referencias Proféticas: Para todas las vanidades descritas en el Libro de Eclesiastés, la respuesta es Cristo. De acuerdo a Eclesiastés 3:17, Dios juzga al justo y al impío, y los justos son solo aquellos que están en CRISTO (2 Corintios 5:21). Dios ha colocado el deseo por la eternidad en nuestros corazones (Eclesiastés 3:11), y ha provisto el Camino a la vida eterna a través de Cristo (Juan 3:16). Se nos recuerda que luchar por alcanzar las riquezas del mundo, no solo es vanidad porque no satisface (Eclesiastés 5:10), sino que aún si pudiéramos alcanzarlas, sin Cristo, perderíamos nuestras almas y ¿qué provecho habría en ello? (Marcos 8:36). A última instancia, cada desilusión y vanidad descrita en Eclesiastés tiene su remedio en Cristo, quien es la sabiduría de Dios y el único significado verdadero que encontramos en la vida.
Aplicación Práctica: Eclesiastés ofrece al cristiano una oportunidad de entender el vacío y la desesperación con la que luchan aquellos que no conocen a Dios. Aquellos que no tienen una fe salvadora en Cristo, se enfrentan con una vida que a última instancia terminará y se volverá irrelevante. Si no hay salvación, y no hay Dios, entonces no solo la vida no tiene caso, sino que tampoco hay un propósito o dirección para ella. El mundo “bajo el sol,” aparte de Dios, es frustrante, cruel, injusto, breve, y “carente de sentido.” Pero con Cristo, la vida no es sino una sombra de las glorias por venir en un cielo que solo es accesible a través de Él.
Libro de Cantar de los Cantares
Autor: Salomón escribió El libro de Cantar de los Cantares, de acuerdo al primer verso. Este cantar es uno de los 1,005 que escribió Salomón (1 Reyes 4:32). El título “Cantar de los Cantares” es superlativo, expresando que es el mejor.
Fecha de su Escritura: Salomón escribió estos cantares probablemente durante la primera etapa de su reinado. Esto colocaría la fecha de composición alrededor del 965 a.C.
Propósito de la Escritura: El Cantar de los Cantares es un poema lírico escrito para ensalzar las virtudes del amor entre un esposo y su esposa. El poema claramente presenta el matrimonio como Dios lo concibió. Un hombre y una mujer deben vivir juntos dentro del contexto del matrimonio, amándose uno al otro espiritual, emocional y físicamente.
Versos Clave: Cantar de los Cantares 2:7; 3:5; 8:4, - “Que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera.”
Cantar de los Cantares 5:1, “Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados.”
Cantar de los Cantares 8:6-7, - “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían.”
Breve Resumen: La poesía toma la forma de un diálogo entre un esposo (el rey) y su esposa, (la sulamita). Podemos dividir el libro en tres secciones: el cortejo (1:1 – 3:5); la boda (3:6 – 5:1); y el matrimonio en su madurez (5:2 – 8:14).
El cantar comienza antes de la boda, mientras la futura novia anhela estar con su prometido, y sueña con sus caricias íntimas. Sin embargo, ella aconseja dejar que el amor se desarrolle naturalmente, en su propio tiempo. El rey alaba la belleza de la sulamita, superando sus sentimientos de inseguridad acerca de su aspecto. La sulamita tiene un sueño en el cual ella pierde a Salomón y lo busca por toda la ciudad. Con la ayuda de los guardias de la ciudad, ella encuentra a su amado y se aferra a él, llevándolo a un lugar seguro. Al despertar, ella repite su consejo de no forzar el amor.
En la noche de bodas, el esposo nuevamente alaba la belleza de su esposa, y en un lenguaje altamente simbólico, la esposa invita a su esposo a participar de todo lo que ella tiene que ofrecer. Ellos se unen en amor, y Dios bendice su unión.
Mientras el matrimonio madura, el esposo y la esposa pasan a través de un tiempo difícil, simbolizado en otro sueño. En este segundo sueño, la sulamita desaira a su esposo, y él se va. Abrumada por la culpa, ella lo busca por la ciudad; pero esta vez, en lugar de ayudarla, los guardias la golpean – simbolismo de su conciencia dolida. Las cosas terminan felizmente mientras los amantes se reúnen y se reconcilian.
Al terminar el cantar, ambos, el esposo y la esposa están confiados y seguros de su amor, ellos cantan sobre la naturaleza duradera del verdadero amor, y ansían estar uno en la presencia del otro.
Referencias Proféticas: Algunos intérpretes de la Biblia, ven en el Cantar de los Cantares, una exacta representación simbólica de Cristo y Su iglesia. Cristo es visto como el rey, mientras que la iglesia es representada por la sulamita. Mientras que creemos que el libro debe ser entendido literalmente como una representación del matrimonio, hay algunos elementos que prefiguran a la Iglesia y su relación con su Rey, el Señor Jesús. El Cantar de los Cantares 2:4 describe la experiencia de cada creyente que es visto y traído por el Señor Jesús. Estamos en un lugar de gran riqueza espiritual y estamos cubiertos por Su amor. El verso 16 del capítulo 2 dice: “Mi amado es mío, y yo suya; Él apacienta entre lirios.” Aquí hay un cuadro no solo de la seguridad del creyente en Cristo (Juan 10:28-29), sino del Buen Pastor quien conoce a Sus ovejas –creyentes- y da Su vida por nosotros (Juan 10:11). Por Él, ya no estamos manchados por el pecado, habiendo quitado nuestras “manchas” con Su sangre (Cantar de Cantares 4:7; Efesios 5:27).
Aplicación Práctica: Nuestro mundo está confundido acerca del matrimonio. La prevalencia del divorcio y los intentos modernos de definir el matrimonio están en evidente contraste con Cantar de los Cantares. El matrimonio, dice el poeta bíblico, es para celebrarse, gozarse, y reverenciarse. Este libro provee algunas guías prácticas para el fortalecimiento de nuestros matrimonios:
1) Dar a tu esposa(o) la atención que él o ella necesitan. Tomar el tiempo necesario para conocer realmente a tu esposa(o).
2) El ánimo y el elogio, no la crítica, son vitales para una relación exitosa.
3) Disfrutarse el uno al otro. Planificar algunas escapadas. Ser creativos, aún juguetones uno con el otro. Deleitarse en el regalo de Dios del amor matrimonial.
4) Hacer lo que sea necesario para reafirmar el compromiso con tu esposa(o). Renovar sus votos; trabajar a través de los problemas y no considerar el divorcio como una solución. Dios quiere que ambos vivan en un amor profundamente pacífico y seguro.
Autor: Salomón escribió El libro de Cantar de los Cantares, de acuerdo al primer verso. Este cantar es uno de los 1,005 que escribió Salomón (1 Reyes 4:32). El título “Cantar de los Cantares” es superlativo, expresando que es el mejor.
Fecha de su Escritura: Salomón escribió estos cantares probablemente durante la primera etapa de su reinado. Esto colocaría la fecha de composición alrededor del 965 a.C.
Propósito de la Escritura: El Cantar de los Cantares es un poema lírico escrito para ensalzar las virtudes del amor entre un esposo y su esposa. El poema claramente presenta el matrimonio como Dios lo concibió. Un hombre y una mujer deben vivir juntos dentro del contexto del matrimonio, amándose uno al otro espiritual, emocional y físicamente.
Versos Clave: Cantar de los Cantares 2:7; 3:5; 8:4, - “Que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera.”
Cantar de los Cantares 5:1, “Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados.”
Cantar de los Cantares 8:6-7, - “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían.”
Breve Resumen: La poesía toma la forma de un diálogo entre un esposo (el rey) y su esposa, (la sulamita). Podemos dividir el libro en tres secciones: el cortejo (1:1 – 3:5); la boda (3:6 – 5:1); y el matrimonio en su madurez (5:2 – 8:14).
El cantar comienza antes de la boda, mientras la futura novia anhela estar con su prometido, y sueña con sus caricias íntimas. Sin embargo, ella aconseja dejar que el amor se desarrolle naturalmente, en su propio tiempo. El rey alaba la belleza de la sulamita, superando sus sentimientos de inseguridad acerca de su aspecto. La sulamita tiene un sueño en el cual ella pierde a Salomón y lo busca por toda la ciudad. Con la ayuda de los guardias de la ciudad, ella encuentra a su amado y se aferra a él, llevándolo a un lugar seguro. Al despertar, ella repite su consejo de no forzar el amor.
En la noche de bodas, el esposo nuevamente alaba la belleza de su esposa, y en un lenguaje altamente simbólico, la esposa invita a su esposo a participar de todo lo que ella tiene que ofrecer. Ellos se unen en amor, y Dios bendice su unión.
Mientras el matrimonio madura, el esposo y la esposa pasan a través de un tiempo difícil, simbolizado en otro sueño. En este segundo sueño, la sulamita desaira a su esposo, y él se va. Abrumada por la culpa, ella lo busca por la ciudad; pero esta vez, en lugar de ayudarla, los guardias la golpean – simbolismo de su conciencia dolida. Las cosas terminan felizmente mientras los amantes se reúnen y se reconcilian.
Al terminar el cantar, ambos, el esposo y la esposa están confiados y seguros de su amor, ellos cantan sobre la naturaleza duradera del verdadero amor, y ansían estar uno en la presencia del otro.
Referencias Proféticas: Algunos intérpretes de la Biblia, ven en el Cantar de los Cantares, una exacta representación simbólica de Cristo y Su iglesia. Cristo es visto como el rey, mientras que la iglesia es representada por la sulamita. Mientras que creemos que el libro debe ser entendido literalmente como una representación del matrimonio, hay algunos elementos que prefiguran a la Iglesia y su relación con su Rey, el Señor Jesús. El Cantar de los Cantares 2:4 describe la experiencia de cada creyente que es visto y traído por el Señor Jesús. Estamos en un lugar de gran riqueza espiritual y estamos cubiertos por Su amor. El verso 16 del capítulo 2 dice: “Mi amado es mío, y yo suya; Él apacienta entre lirios.” Aquí hay un cuadro no solo de la seguridad del creyente en Cristo (Juan 10:28-29), sino del Buen Pastor quien conoce a Sus ovejas –creyentes- y da Su vida por nosotros (Juan 10:11). Por Él, ya no estamos manchados por el pecado, habiendo quitado nuestras “manchas” con Su sangre (Cantar de Cantares 4:7; Efesios 5:27).
Aplicación Práctica: Nuestro mundo está confundido acerca del matrimonio. La prevalencia del divorcio y los intentos modernos de definir el matrimonio están en evidente contraste con Cantar de los Cantares. El matrimonio, dice el poeta bíblico, es para celebrarse, gozarse, y reverenciarse. Este libro provee algunas guías prácticas para el fortalecimiento de nuestros matrimonios:
1) Dar a tu esposa(o) la atención que él o ella necesitan. Tomar el tiempo necesario para conocer realmente a tu esposa(o).
2) El ánimo y el elogio, no la crítica, son vitales para una relación exitosa.
3) Disfrutarse el uno al otro. Planificar algunas escapadas. Ser creativos, aún juguetones uno con el otro. Deleitarse en el regalo de Dios del amor matrimonial.
4) Hacer lo que sea necesario para reafirmar el compromiso con tu esposa(o). Renovar sus votos; trabajar a través de los problemas y no considerar el divorcio como una solución. Dios quiere que ambos vivan en un amor profundamente pacífico y seguro.