[Gál 5:16-17 NTV] Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa. La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones.
Antes de cambiar una inclinación (afecto), debe haber un cambio de identidad (distinción). Quien hace la diferencia en la vida del creyente es el Espíritu Santo. Él busca al ser humano y lo ama, expresandole todo su Santo caracter y luego que este le recibe tiene la capacidad divina para corresponderle a Él (1 Jn 4:19), así es que comienza la busqueda genuina del creyente, en a alinear su corazón con Su corazón, deseando cada vez más vivir de acuerdo a Su Palabra. A medida que el corazón del creyente se alinie con el corazón de Dios, comenzará a desear lo que Él desea. Ese es el cambio esperado por el Espíritu Santo, que el hombre regenerado ya no sea el mismo que era antes, el creyente dependiente del Espíritu crece en el conocimiento y la santificación de quien es ahora (2 Ped 3:18), no deseando vivir en el poso de una falsa identidad, concentrandose así en Dios, en lugar de concentrarse en si mismo (el yo). El proceso de santificación (Experimentál/Progresiva) es el viaje de vivir la vida que Dios desea que el hombre viva en conformidad a su nueva relación con Él <<Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria - Rom 8:30 NTV>>. Es la promesa del Poder del Espíritu para vivir bajo Sus demandas altamente divinas, y es el proceso que desarrolla al creyente para que este sea semejante a Cristo. La realidad es que todo creyente está en el mismo lugar: la batalla para llegar a ser quien realmente es (en Cristo). La meta del cambio no debe centrarse en ningún pecado en particular, la meta del cambio debe ser la santidad, en ser como Cristo (Gál 2:20). Ser semejante a Cristo no tiene nada que ver con el cambio de inclinacion hacia algún pecado en particular, eso es solo el resultado, ser como Cristo en realidad significa tener la mente de Él y estar centrado en vivir para el Padre y darle gloria a Él en pensamiento, palabra y conducta, eso es un cambio de identidad, que es lo funtamental de la vida cristiana. Para todo creyente, sin importar cual sea su aflicción, el cambio es seguro, al igual que la larva en su estado de desarrollo es transformada en un organismo adulto, el creyente es transformado en Cristo. Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva (Fil 1:6 NTV).
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