[Heb 12:11ª] Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo.
El Padre disciplina al creyente para lo que le es provechoso, para que participe de su santidad (Heb 12:10). El creyente no es disciplinado porque lo merezca, sino porque lo necesita. Y lo mas hermoso es que no hay ira en Su entrenamiento de Padre a hijo. Muchos creyentes tienen una idea equivocada de la palabra (disciplina), tal palabra viene del griego (paideía) lo cual es: tutoría, educación, entrenamiento, denota: persona madura y calificada para corregir e instruir al menos experimentado. Muchos creyentes piensan que tal palabra representa a Dios sosteniendo una gran vara en Su mano y golpeándoles todo el tiempo. Solamente tienen que cometer un error para que le caiga el peso de Su vara. Eso, por supuesto, es una idea totalmente equivocada de quien es el Padre, y para nada es lo que el significado deformado de la palabra significa realmente. La palabra (disciplina) simplemente significa entrenamiento del niño, lo cual tiene que ver con ser hijos. Ser hijo en la mente del Padre es tener gente que sea confiable y responsable en Sus propósitos eternamente establecidos, son hijos que saben y conocen en sus propios corazones lo que es correcto y lo que no lo es, y no tienen que ser constantemente recordados y amonestados. Ese es el fin de Su disciplina divina. Los creyentes deberían mirar siempre sus dificultades a la luz de este divino y amoroso entrenamiento. Frecuentemente parece que la vida de muchos cristianos es más difícil que la de cualquier otra vida, y que más problemas vienen a los creyentes que a otras personas. Ya sea que se reconozca o no, esas dificultades y problemas los cuales vienen a los cristianos son para entrenarlos para algo especialmente celestial y desarrollar en ellos el carácter de hijos de Dios; esto es, para desarrollar inteligencia espiritual y habilidades espirituales en nosotros como creyentes. Uno de los propósitos principales de todas las formas en que Dios trata con Sus hijos (cristianos) es para llevarlos a un conocimiento mayor de Su Hijo (Jesucristo). Ningún creyente nunca sabrá nada acerca de la grandeza de Dios a menos que tenga una gran necesidad de conocerla. Por eso, los creyentes son llevados a situaciones donde deben conocer algo mucho más grande de lo que ya conocen. Esto es por lo cual el Padre lleva a Sus hijos a circunstancias difíciles para que como creyentes ellos puedan aprender cuán grande es el Señor Jesús. Pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados (Hebr 12.11b).
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[Dn 4:35] El hace su voluntad…no hay quién detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?
La fuente de todo poder (todopoderoso) se la llama soberanía. La palabra (Soberano) viene del hebreo (tsebá) lo cual significa: deseo, convocar las motivaciones e inclinaciones del corazón, denota: ejercer tal sentimiento, expresar aquello que fue planeado en el pensamiento, da a entender: hacer un registo visible de aquello que se anhela con el propósito de su cumplimiento. Quien sea la fuente de todo ese poder es el creador de todo lo que existe. Sólo quien sea creador puede presidir sobre lo creado, porque conoce como lo hizo. Si es creador es fuente y es soberano y por ende es el dueño absoluto de todo cuanto existe y dispone de todo lo que a hecho (Sal 24:1). La soberanía significa que el dueño de todo puede ejercer su influencia y puede gobernar lo suyo. Las Escrituras presentan a Dios como el soberano de todas las cosas, es decir, el todopoderoso. El que tiene el mando de todo. El que conoce el fin desde el principio, y que conoce el principio del final, y a su vez tiene todos los medios para lograr sus fines y propósitos con lo creado. Cuando se habla de la Soberanía no cabe la posibilidad de una creación por accidente, y la creación de un universo por casualidad, eso no existe. Una acción revela al creador de las cosas (Gén 1:1) Dios creó (acción) los cielos y la tierra. No fue una acción a ciegas de Dios y mucho menos la acción de una explosión en el espacio que originó la creación del mundo; fue un acto de un ser Supremo el cual está por encima de todo porque fue creador de todo. Todo sin excepción alguna, está bajo el control soberano de Dios y su voluntad soberana es la razón de todos los acontecimientos. Bajo la soberanía, el Soberano Dios a quien desea enaltecer, enaltece y a quién quiere abatir, abate. El Soberano Dios hace como El desea mediante Su propio Ser. No hubo ni hay nada fuera de la Soberanía de Dios. Nada estuvo y nada estará fuera del perimetro de la Soberanía de Dios. Su Soberania está grabada en Su Palabra para el claro entendimiento por el Espiritu de Dios (1 Cor 12:3), y es un hecho visible y es imposíble que el creyente no se percate de tal realidad expresada, (Toda potestad tengo en el cielo y en la tierra - Mt 28:18), (Jesucristo…cabeza sobre todas las cosas - Efe 1:22), (Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero…Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré - Is 46:9), (¿Quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso de honra y otro para deshonra? - Rom 9:20-21). Ante el Soberano Dios (Todopoderoso), nada y nadie puede, ni podrá, porque (La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos - Ap 7:12). Jesucristo es soberano, y cuando el creyente es iluminado en esta verdad escritural, en su entendimiento no temerá mal alguno por que reposará en el hecho de que todo está en Su control divinamnete establecido (Rom 8:28-29). Todo lo que quiso ha hecho (Sal 115:3), Hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Efe 1:11). [1 Pd 2:2] desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis.
Así como el infante desesperadamente necesita su alimento lácteo para saciar su hambre y tener un crecimiento correcto, así el creyente necesita desesperadamente un hambre del alimento Biblico para obtener así un crecimiento espiritual correcto. La palabra (crecer) viene del griego (auxano) y significa: aumentar, incrementar el volumen fisico o espiritual, denota: ir subiendo, ir mejorando, nos muestra: una semilla la cual brota su renuevo en ascenso. ¿Como podemos medir el crecimiento? Cuando pensamos en crecimiento físico, hablamos de altura, peso y de la capacidad para realizar determinadas funciones. Cuando hablamos de crecimiento mental, se puede medir con pruebas de capacidad intelectual y de resolución de problemas, es claramente facil observar si estamos madurando mental y fisicamente. Pero, ¿como determinamos el crecimiento espiritual en nuestra vida? La Palabra de Dios, es sumamente vital e importante para el crecimiento espiritual en la vida cristiana. Todo creyente debe saber claramente que dice la Palabra de Dios y vivir Su mensaje en una vida completamente sujeta al soberano dominio del Espiritu Santo. Todos los principios Biblicos estan asignados por Dios para dar la forma Cristo-centrica al creyente en pensamiento, palabra y conducta, tales verdades Biblicas deben influir totalmente en las actitudes diarias del creyente y deben guiar las decisiones personales antes de ser tomadas, (porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien - Jos 1:8). El crecimiento espiritual es una etapa de toda la vida. Y como sucede con cualquier otro aspecto de nuestro desarrollo, no se produce espotáneamente (Fil 1:6, 1 Ts 5:23-24). El creyente para que obtenga un crecimiento espiritual correcto debe dedicarse a pasar tiempo en la meditación (pensar detenidamente con atención y cuidado) de la Palabra de Dios. ¿Como meditamos en ella?, asociando sus verdades con nuestra vida diaria, hay un sin numero de eternos beneficios recibidos cuando el creyente le dedica tiempo a la Palabra de Dios (Sal 119:151-152, 2 Tm 3:16-17, 2 Pd 1:19-21), y el principal beneficio recibido en la Palabra de Dios es conocer a Dios tal cual es (1 Cor 2:9-11), las Escrituras nos muestra Su perfecto y Santo caracter (Jn 17:3). El crecimiento espiritual correcto está basado en que el creyente se dedique, anhele, reciba y se sujete completamente a todo lo que Dios ordena, y a la perfecta revelación de quien es El mediante Su Palabra, en base a la iluminación del Espiritu Santo. La Palabra de Dios debe ser el alimento espiritual necesario del creyente, los deseos de ingerir algún tipo de alimento o platillo específico, nos conducirá a buscar el lugar adecuado que lo ofrezca. El hambre espiritual nos llevará al alimento espiritual (La Biblia). La lectura y aplicación de las verdades Biblicas en la vida diaria del creyente son necesarias para el crecimiento espiritual correcto. El camino al conocimiento divino comienza cuando se da vuelta a la pagína de Su Palabra. El único libro clave del crecimiento personal espiritual correcto, es la Palabra de Dios, y es de suma importancia para nuestra marudez en la fe. La Palabra de Dios es el cimiento (Base solida) de la vida cristiana, comprendiendo así que es tan eterna como su Autor (Dios) es eterno (Mt24:35, Sal 119:152). siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo (Ef 4:15). |