Hechos, Romanos, 1 & 2 Corintios.
Libro de Hechos
Autor: El Libro de Hechos no identifica específicamente a su autor. De acuerdo a Lucas 1:1-4 y Hechos 1:1-3, es claro que el mismo autor escribió ambos libros. La tradición, desde los primeros días de la iglesia, ha sido que fue Lucas, un compañero del apóstol Pablo, quien fue el autor tanto Lucas como de Hechos (Colosenses 4:14; 2 Timoteo 4:11).
Fecha de su Escritura: El Libro de Hechos fue escrito probablemente entre el 61 y el 64 d.C.
Propósito de la Escritura: El libro de Hechos fue escrito para tener un registro de la historia de la iglesia primitiva. El énfasis del libro es la importancia del día de Pentecostés, y el ser investidos de poder para ser testigos eficaces de Jesucristo. Hechos registra a los apóstoles siendo testigos de Cristo en Jerusalén, Judea, Samaria, y el resto del mundo circundante. El libro arroja luz sobre el don del Espíritu Santo, quien da poder, guía, enseña y actúa como nuestro Consejero. Al leer el libro de Hechos, somos iluminados y animados por los muchos milagros que fueron realizados durante este tiempo por los discípulos Pedro, Juan y Pablo.
El libro de Hechos enfatiza la importancia de la obediencia a la Palabra de Dios y la transformación que ocurre como resultado de conocer a Cristo. También hay muchas referencias sobre aquellos que rechazaron la verdad que los discípulos predicaban acerca del Señor Jesucristo. El poder, la avaricia, y muchos otros vicios del diablo son evidenciados en el libro de Hechos.
Versos Clave: Hechos 1:8: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”
Hechos 2:4, “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.”
Hechos 4:12, “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Hechos 4:19-20, “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.”
Hechos 9:3-6, “Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.”
Hechos 16:31, “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”
Breve Resumen: El libro de Hechos proporciona la historia de la iglesia cristiana y la expansión del Evangelio de Jesucristo, así como la creciente oposición al mismo. Aunque muchos siervos fieles fueron usados para predicar y enseñar el Evangelio de Jesucristo, Saulo, cuyo nombre fue cambiado a Pablo, fue el que tuvo más influencia. Antes de ser convertido, Pablo se complacía en perseguir y matar a los cristianos. La dramática conversión de Pablo en el camino a Damasco (Hechos 9:1-31) es un punto culminante del libro de Hechos. Después de su conversión, él se fue al extremo opuesto en su amor por Dios y en predicar Su Palabra con poder, fervor y el Espíritu del Dios vivo y verdadero. Los discípulos recibieron el poder del Espíritu Santo para ser Sus testigos en Jerusalén (capítulos 1-8:3), Judea y Samaria (capítulos 8:4-12:25), y hasta lo último de la tierra (capítulos 13:1–28). Incluidos en la última sección, están los tres viajes misioneros de Pablo (13:1-21:16), sus juicios en Jerusalén y Cesarea (21:17-26:32) y su viaje final a Roma (27:1-18:31).
Conexiones: El libro de Hechos actúa como una transición entre el Antiguo Pacto de la observancia de la ley y el Nuevo Pacto de gracia y fe. Esta transición es apreciada en muchos eventos claves del libro de Hechos. Primero, hubo un cambio en el ministerio del Espíritu Santo, cuya función principal en el Antiguo Testamento era el “ungimiento” externo del pueblo de Dios, entre ellos Moisés (Números 11:17), Otoniel (Jueces 3:8-10), Gedeón (Jueces 6:34), y Saúl (1 Samuel 10:6-10). Después de la resurrección de Jesús, el Espíritu vino a vivir en el corazón de los creyentes (Romanos 8:9-11; 1 Corintios 3:16), guiándolos y llenándolos de poder desde dentro. El Espíritu que mora en el hombre, es un don de Dios para aquellos que vienen a Él en fe.
La conversión de Pablo fue un ejemplo dramático de la transición del Antiguo al Nuevo Pacto. Pablo admitió que, antes de conocer al Salvador resucitado, él era el más celoso de los israelitas, siendo irreprensible “en cuanto a la justicia de la ley” (Filipenses 3:6), llegando a ser tan extremista como para perseguir a aquellos que enseñaban la salvación por gracia a través de la fe en Cristo. Pero después de su conversión, él se dio cuenta de que todos sus esfuerzos legalistas eran inútiles, diciendo que él los tenía “por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.” (Filipenses 3:8b-9). Ahora nosotros también vivimos por fe, no por las obras de la ley, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9).
La visión de Pedro del lienzo en Hechos 10:9-15, es otra señal de la transición del Antiguo Pacto –en este caso, de las exclusivas leyes dietéticas de los judíos –a la unidad del Nuevo Pacto de judíos y gentiles en una sola iglesia universal. Los animales “limpios” simbolizando a los judíos, y los animales “inmundos” simbolizando a los gentiles, fueron declarados ambos “limpios” por Dios a través de la muerte sacrificial de Cristo. Dejando de estar bajo el Antiguo Pacto de la ley, ahora ambos están unidos en el Nuevo Pacto de la gracia, a través de la fe en la sangre derramada de Cristo en la cruz.
Aplicación Práctica: Dios puede hacer cosas extraordinarias a través de personas ordinarias, cuando Él los llena de poder a través de Su Espíritu. Esencialmente, Dios tomó a un grupo de pescadores y los utilizó para poner al mundo de cabeza (Hechos 17:6). Dios tomó a un asesino aborrecedor de cristianos y lo cambió en el evangelista cristiano más grande, el autor de casi la mitad de los libros del Nuevo Testamento. Dios utilizó la persecución para producir la difusión más acelerada de una “nueva fe” en la historia del mundo. Dios puede y hace lo mismo a través de nosotros –cambiando nuestros corazones, llenándonos de poder por el Espíritu Santo, y dándonos una pasión por difundir las buenas nuevas de salvación a través de Jesucristo. Si tratamos de hacer estas cosas en nuestras propias fuerzas, fracasaremos. Al igual que los discípulos en Hechos 1:8, debemos esperar ser llenos del poder del Espíritu, y entonces ir en Su poder, a cumplir con la Gran Comisión (Mateo 28:19-20).
Autor: El Libro de Hechos no identifica específicamente a su autor. De acuerdo a Lucas 1:1-4 y Hechos 1:1-3, es claro que el mismo autor escribió ambos libros. La tradición, desde los primeros días de la iglesia, ha sido que fue Lucas, un compañero del apóstol Pablo, quien fue el autor tanto Lucas como de Hechos (Colosenses 4:14; 2 Timoteo 4:11).
Fecha de su Escritura: El Libro de Hechos fue escrito probablemente entre el 61 y el 64 d.C.
Propósito de la Escritura: El libro de Hechos fue escrito para tener un registro de la historia de la iglesia primitiva. El énfasis del libro es la importancia del día de Pentecostés, y el ser investidos de poder para ser testigos eficaces de Jesucristo. Hechos registra a los apóstoles siendo testigos de Cristo en Jerusalén, Judea, Samaria, y el resto del mundo circundante. El libro arroja luz sobre el don del Espíritu Santo, quien da poder, guía, enseña y actúa como nuestro Consejero. Al leer el libro de Hechos, somos iluminados y animados por los muchos milagros que fueron realizados durante este tiempo por los discípulos Pedro, Juan y Pablo.
El libro de Hechos enfatiza la importancia de la obediencia a la Palabra de Dios y la transformación que ocurre como resultado de conocer a Cristo. También hay muchas referencias sobre aquellos que rechazaron la verdad que los discípulos predicaban acerca del Señor Jesucristo. El poder, la avaricia, y muchos otros vicios del diablo son evidenciados en el libro de Hechos.
Versos Clave: Hechos 1:8: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”
Hechos 2:4, “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.”
Hechos 4:12, “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”
Hechos 4:19-20, “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.”
Hechos 9:3-6, “Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.”
Hechos 16:31, “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.”
Breve Resumen: El libro de Hechos proporciona la historia de la iglesia cristiana y la expansión del Evangelio de Jesucristo, así como la creciente oposición al mismo. Aunque muchos siervos fieles fueron usados para predicar y enseñar el Evangelio de Jesucristo, Saulo, cuyo nombre fue cambiado a Pablo, fue el que tuvo más influencia. Antes de ser convertido, Pablo se complacía en perseguir y matar a los cristianos. La dramática conversión de Pablo en el camino a Damasco (Hechos 9:1-31) es un punto culminante del libro de Hechos. Después de su conversión, él se fue al extremo opuesto en su amor por Dios y en predicar Su Palabra con poder, fervor y el Espíritu del Dios vivo y verdadero. Los discípulos recibieron el poder del Espíritu Santo para ser Sus testigos en Jerusalén (capítulos 1-8:3), Judea y Samaria (capítulos 8:4-12:25), y hasta lo último de la tierra (capítulos 13:1–28). Incluidos en la última sección, están los tres viajes misioneros de Pablo (13:1-21:16), sus juicios en Jerusalén y Cesarea (21:17-26:32) y su viaje final a Roma (27:1-18:31).
Conexiones: El libro de Hechos actúa como una transición entre el Antiguo Pacto de la observancia de la ley y el Nuevo Pacto de gracia y fe. Esta transición es apreciada en muchos eventos claves del libro de Hechos. Primero, hubo un cambio en el ministerio del Espíritu Santo, cuya función principal en el Antiguo Testamento era el “ungimiento” externo del pueblo de Dios, entre ellos Moisés (Números 11:17), Otoniel (Jueces 3:8-10), Gedeón (Jueces 6:34), y Saúl (1 Samuel 10:6-10). Después de la resurrección de Jesús, el Espíritu vino a vivir en el corazón de los creyentes (Romanos 8:9-11; 1 Corintios 3:16), guiándolos y llenándolos de poder desde dentro. El Espíritu que mora en el hombre, es un don de Dios para aquellos que vienen a Él en fe.
La conversión de Pablo fue un ejemplo dramático de la transición del Antiguo al Nuevo Pacto. Pablo admitió que, antes de conocer al Salvador resucitado, él era el más celoso de los israelitas, siendo irreprensible “en cuanto a la justicia de la ley” (Filipenses 3:6), llegando a ser tan extremista como para perseguir a aquellos que enseñaban la salvación por gracia a través de la fe en Cristo. Pero después de su conversión, él se dio cuenta de que todos sus esfuerzos legalistas eran inútiles, diciendo que él los tenía “por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.” (Filipenses 3:8b-9). Ahora nosotros también vivimos por fe, no por las obras de la ley, para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9).
La visión de Pedro del lienzo en Hechos 10:9-15, es otra señal de la transición del Antiguo Pacto –en este caso, de las exclusivas leyes dietéticas de los judíos –a la unidad del Nuevo Pacto de judíos y gentiles en una sola iglesia universal. Los animales “limpios” simbolizando a los judíos, y los animales “inmundos” simbolizando a los gentiles, fueron declarados ambos “limpios” por Dios a través de la muerte sacrificial de Cristo. Dejando de estar bajo el Antiguo Pacto de la ley, ahora ambos están unidos en el Nuevo Pacto de la gracia, a través de la fe en la sangre derramada de Cristo en la cruz.
Aplicación Práctica: Dios puede hacer cosas extraordinarias a través de personas ordinarias, cuando Él los llena de poder a través de Su Espíritu. Esencialmente, Dios tomó a un grupo de pescadores y los utilizó para poner al mundo de cabeza (Hechos 17:6). Dios tomó a un asesino aborrecedor de cristianos y lo cambió en el evangelista cristiano más grande, el autor de casi la mitad de los libros del Nuevo Testamento. Dios utilizó la persecución para producir la difusión más acelerada de una “nueva fe” en la historia del mundo. Dios puede y hace lo mismo a través de nosotros –cambiando nuestros corazones, llenándonos de poder por el Espíritu Santo, y dándonos una pasión por difundir las buenas nuevas de salvación a través de Jesucristo. Si tratamos de hacer estas cosas en nuestras propias fuerzas, fracasaremos. Al igual que los discípulos en Hechos 1:8, debemos esperar ser llenos del poder del Espíritu, y entonces ir en Su poder, a cumplir con la Gran Comisión (Mateo 28:19-20).
Carta de Romanos
Autor: Romanos 1:1 identifica al autor de la carta de Romanos como el apóstol Pablo. Romanos 16:22 indica que Pablo utilizó la ayuda de un hombre llamado Tercio para transcribir sus palabras.
Fecha de su Escritura: El libro de Romanos fue escrito probablemente entre el 56-58 d.C.
Propósito de la Escritura: Como en todas las epístolas de Pablo a las iglesias, su propósito en escribirlas, era para proclamar la gloria del Señor Jesucristo mediante la enseñanza de la doctrina y la edificación y el ánimo para los creyentes que recibieran su carta. Una preocupación en particular para Pablo, eran aquellos para quienes escribió esta carta fue –aquellos que estaban en Roma que eran “amados de Dios y llamados a ser santos” (Romanos 1:7)- Por ser él mismo un ciudadano romano, él tenía una pasión única por aquellos en la asamblea de creyentes en Roma. Puesto que él, hasta este momento, no había visitado la iglesia en Roma, esta carta también servía como su presentación ante ellos.
Versos Clave: Romanos 1:16, “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.”
Romanos 3:9-11, “¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: ‘No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios.’”
Romanos 3:21, “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas.”
Romanos 3:23, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”
Romanos 5:8, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Romanos 6:23, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Romanos 8:9, “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
Romanos 8:28, “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
Romanos 8:37-39, “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Romanos 10:9-10, “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
Romanos 12:1, “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Romanos 12:19, “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.”
Romanos 16:17, “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.”
Breve Resumen: Pablo estaba entusiasmado con la idea de poder ministrar al fin en esta iglesia, y todos estaban bien enterados de este hecho (Romanos 1:8-15). La carta a los Romanos fue escrita desde Corinto justo antes del viaje de Pablo a Jerusalén para llevar las ofrendas que le habían sido entregadas para los pobres de allá. Él había intentado ir a Roma y posteriormente a España (Romanos 15:24), pero sus planes fueron interrumpidos cuando fue arrestado en Jerusalén. Eventualmente él iría a Roma pero como prisionero. Febe, quien era un miembro de la iglesia en Cencrea cerca de Corinto (Romanos 16:1), es quien probablemente llevó la carta hasta Roma.
El libro de Romanos es principalmente una obra de doctrina y puede ser dividido en cuatro secciones: la necesidad de justicia, 1:18—3:20; la justificación provista, 3:21—8:39; la justicia vindicada, 9:1—11:36; la justicia practicada, 12:1—15:13. El tema principal de esta carta es obviamente – la justificación. Guiado por el Espíritu Santo, Pablo primeramente condena a todos los hombres por su pecaminosidad. Él expresa su deseo de predicar la verdad de la Palabra de Dios a aquellos que estaban en Roma. Era su esperanza que ellos permanecieran en el camino correcto. Señala enérgicamente que no se avergüenza del evangelio (Romanos 1:16), porque es el poder mediante el cual todos son salvados.
El libro de Romanos nos habla acerca de Dios, quién es Él y lo que Él ha hecho. Nos habla de Jesucristo, de lo que Él logró con Su muerte. Nos dice acerca de nosotros mismos, de lo que éramos sin Cristo y lo que somos después de haber confiando en Cristo. Pablo señala que Dios no demandó que los hombres hubieran ya enderezado sus vidas antes de venir a Cristo. Mientras que aún éramos pecadores, Cristo murió en la cruz por nuestros pecados.
Conexiones: Pablo utiliza a varios personajes y eventos del Antiguo Testamento como ilustraciones de las gloriosas verdades en el libro de Romanos. Abraham creyó y fue justificado por su fe, no por sus obras (Romanos 4:1-5). En Romanos 4:6-9, 6-8 Pablo se refiere a David quien reitera la misma verdad: “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.” Pablo usa a Adán para explicar a los Romanos la doctrina de la herencia del pecado y usa la historia de Sara e Isaac, el hijo de la promesa, para ilustrar el principio de que los cristianos son los hijos de la promesa de la gracia divina de Dios a través de Cristo. En los capítulos 9—11, Pablo resume la historia de la nación de Israel y declara que Dios no ha rechazado completa y definitivamente a Israel (Romanos 11:11-12), pero sí ha permitido que ellos “tropiecen” solo hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles para salvación.
Aplicación Práctica: La carta de Romanos deja en claro que no hay nada que podamos hacer para salvarnos a nosotros mismos. Cada “buena” obra que hayamos hecho alguna vez, es como un trapo inmundo ante Dios. Así que tenemos sobre nosotros la sentencia de muerte por nuestras transgresiones y pecados, de la que solo la gracia y misericordia de Dios puede salvarnos. Dios expresó esa gracia y misericordia al enviar a Su Hijo, Jesucristo, a morir en la cruz en nuestro lugar. Cuando entregamos nuestras vidas a Cristo, ya no somos controlados por nuestra naturaleza de pecado, sino que somos controlados por el Espíritu. Si confesamos que Jesús es el Señor, y creemos que Él fue levantado de los muertos, somos salvados, nacidos de nuevo. Necesitamos vivir nuestras vidas como una ofrenda a Dios, como un sacrificio vivo para Él. La adoración del Dios que nos salvó, debe ser nuestro más alto deseo. Tal vez la mejor aplicación de Romanos sería aplicar Romanos 1:16 y no avergonzarnos del evangelio. En vez de ello, ¡seamos todos fieles en proclamarlo!
Autor: Romanos 1:1 identifica al autor de la carta de Romanos como el apóstol Pablo. Romanos 16:22 indica que Pablo utilizó la ayuda de un hombre llamado Tercio para transcribir sus palabras.
Fecha de su Escritura: El libro de Romanos fue escrito probablemente entre el 56-58 d.C.
Propósito de la Escritura: Como en todas las epístolas de Pablo a las iglesias, su propósito en escribirlas, era para proclamar la gloria del Señor Jesucristo mediante la enseñanza de la doctrina y la edificación y el ánimo para los creyentes que recibieran su carta. Una preocupación en particular para Pablo, eran aquellos para quienes escribió esta carta fue –aquellos que estaban en Roma que eran “amados de Dios y llamados a ser santos” (Romanos 1:7)- Por ser él mismo un ciudadano romano, él tenía una pasión única por aquellos en la asamblea de creyentes en Roma. Puesto que él, hasta este momento, no había visitado la iglesia en Roma, esta carta también servía como su presentación ante ellos.
Versos Clave: Romanos 1:16, “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.”
Romanos 3:9-11, “¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: ‘No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios.’”
Romanos 3:21, “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas.”
Romanos 3:23, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.”
Romanos 5:8, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Romanos 6:23, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Romanos 8:9, “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.”
Romanos 8:28, “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
Romanos 8:37-39, “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Romanos 10:9-10, “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”
Romanos 12:1, “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Romanos 12:19, “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno.”
Romanos 16:17, “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.”
Breve Resumen: Pablo estaba entusiasmado con la idea de poder ministrar al fin en esta iglesia, y todos estaban bien enterados de este hecho (Romanos 1:8-15). La carta a los Romanos fue escrita desde Corinto justo antes del viaje de Pablo a Jerusalén para llevar las ofrendas que le habían sido entregadas para los pobres de allá. Él había intentado ir a Roma y posteriormente a España (Romanos 15:24), pero sus planes fueron interrumpidos cuando fue arrestado en Jerusalén. Eventualmente él iría a Roma pero como prisionero. Febe, quien era un miembro de la iglesia en Cencrea cerca de Corinto (Romanos 16:1), es quien probablemente llevó la carta hasta Roma.
El libro de Romanos es principalmente una obra de doctrina y puede ser dividido en cuatro secciones: la necesidad de justicia, 1:18—3:20; la justificación provista, 3:21—8:39; la justicia vindicada, 9:1—11:36; la justicia practicada, 12:1—15:13. El tema principal de esta carta es obviamente – la justificación. Guiado por el Espíritu Santo, Pablo primeramente condena a todos los hombres por su pecaminosidad. Él expresa su deseo de predicar la verdad de la Palabra de Dios a aquellos que estaban en Roma. Era su esperanza que ellos permanecieran en el camino correcto. Señala enérgicamente que no se avergüenza del evangelio (Romanos 1:16), porque es el poder mediante el cual todos son salvados.
El libro de Romanos nos habla acerca de Dios, quién es Él y lo que Él ha hecho. Nos habla de Jesucristo, de lo que Él logró con Su muerte. Nos dice acerca de nosotros mismos, de lo que éramos sin Cristo y lo que somos después de haber confiando en Cristo. Pablo señala que Dios no demandó que los hombres hubieran ya enderezado sus vidas antes de venir a Cristo. Mientras que aún éramos pecadores, Cristo murió en la cruz por nuestros pecados.
Conexiones: Pablo utiliza a varios personajes y eventos del Antiguo Testamento como ilustraciones de las gloriosas verdades en el libro de Romanos. Abraham creyó y fue justificado por su fe, no por sus obras (Romanos 4:1-5). En Romanos 4:6-9, 6-8 Pablo se refiere a David quien reitera la misma verdad: “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.” Pablo usa a Adán para explicar a los Romanos la doctrina de la herencia del pecado y usa la historia de Sara e Isaac, el hijo de la promesa, para ilustrar el principio de que los cristianos son los hijos de la promesa de la gracia divina de Dios a través de Cristo. En los capítulos 9—11, Pablo resume la historia de la nación de Israel y declara que Dios no ha rechazado completa y definitivamente a Israel (Romanos 11:11-12), pero sí ha permitido que ellos “tropiecen” solo hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles para salvación.
Aplicación Práctica: La carta de Romanos deja en claro que no hay nada que podamos hacer para salvarnos a nosotros mismos. Cada “buena” obra que hayamos hecho alguna vez, es como un trapo inmundo ante Dios. Así que tenemos sobre nosotros la sentencia de muerte por nuestras transgresiones y pecados, de la que solo la gracia y misericordia de Dios puede salvarnos. Dios expresó esa gracia y misericordia al enviar a Su Hijo, Jesucristo, a morir en la cruz en nuestro lugar. Cuando entregamos nuestras vidas a Cristo, ya no somos controlados por nuestra naturaleza de pecado, sino que somos controlados por el Espíritu. Si confesamos que Jesús es el Señor, y creemos que Él fue levantado de los muertos, somos salvados, nacidos de nuevo. Necesitamos vivir nuestras vidas como una ofrenda a Dios, como un sacrificio vivo para Él. La adoración del Dios que nos salvó, debe ser nuestro más alto deseo. Tal vez la mejor aplicación de Romanos sería aplicar Romanos 1:16 y no avergonzarnos del evangelio. En vez de ello, ¡seamos todos fieles en proclamarlo!
Carta de 1 Corintios
Autor: 1 Corintios 1:1 identifica al autor de la carta de 1 Corintios, como el apóstol Pablo.
Fecha de su Escritura: El Libro de 1 Corintios fue escrito aproximadamente en el año 55 d.C.
Propósito de la Escritura: El apóstol Pablo fundó la iglesia en Corinto. Pocos años después de dejar la iglesia, el apóstol Pablo oyó algunos reportes inquietantes acerca de la iglesia corintia. Estaban llenos de orgullo y estaban tolerando la inmoralidad sexual. Los dones espirituales eran usados incorrectamente, y había un creciente malentendido de las doctrinas cristianas básicas. El apóstol Pablo escribió su primera carta a los Corintios en un intento por restaurar a la iglesia corintia a su fundamento – Jesucristo.
Versos Clave: 1 Corintios 3:3: “Porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”
1 Corintios 6:19-20: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”
1 Corintios 10:31: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.”
1 Corintios 12:7: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.”
1 Corintios 13:4-7: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”
1 Corintios 15:3-4: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.”
Breve Resumen: La iglesia corintia estaba llena de divisiones. Los creyentes en Corinto estaba divididos en grupos leales a ciertos líderes espirituales (1 Corintios 1:12; 3:1-6). Pablo exhortó a los creyentes corintios a tener unidad por devoción a Cristo (1 Corintios 3:21-23). Muchos en la iglesia estaban esencialmente aprobando una relación inmoral (1 Corintios 5:1-2). Pablo les ordenó expulsar a ese perverso de la iglesia (1 Corintios 5:13). Los creyentes corintios estaban llevándose unos a otros ante la corte (1 Corintios 6:1-2). Pablo enseñó a los corintios que sería mejor aceptar sufrir el agravio que dañar su testimonio cristiano (1 Corintios 6:3-8).
Pablo le dio instrucciones a la iglesia de Corinto sobre el matrimonio y el celibato (capítulo 7), la comida sacrificada a los ídolos (capítulos 8 y 10), la libertad cristiana (capítulo 9), el velo sobre la cabeza de las mujeres (1 Corintios 11:1-16), la Cena del Señor (1 Corintios 11: 17-34), los dones espirituales (capítulos 12-14), y la resurrección (capítulo 15). Pablo organizó el libro de 1 Corintios respondiendo a preguntas que los creyentes corintios le habían planteado, y respondiendo ante la conducta impropia y las creencias erróneas que ellos habían aceptado.
Conexiones: En el capítulo 10 del libro de 1 Corintios, Pablo utiliza la historia de los israelitas en el desierto, para ilustrar a los creyentes de Corinto la locura del abuso de la libertad y el peligro del exceso de confianza. Pablo les había advertido a los corintios acerca de su falta de autodisciplina (1 Corintios 9:24-27). Él prosigue describiendo a los israelitas quienes, a pesar de ver los milagros y el cuidado de Dios por ellos –la división del Mar Rojo, la milagrosa provisión del maná del cielo y el agua de una roca – ellos malentendieron su libertad, se rebelaron contra Dios, y cayeron en la inmoralidad y la idolatría. Pablo exhorta a la iglesia corintia a considerar el ejemplo de los israelitas y evitar la lujuria y la inmoralidad sexual (vv.6-8) y a poner a Cristo a prueba y quejarse (vv.9-10).Ver Números 11:4, 34, 25:1-9; Éxodo 16:2, 17:2, 7.
Aplicación Práctica: Muchos de los problemas y preguntas con las que estaba luchando la iglesia en Corinto, aún están presentes en la iglesia de hoy. Las iglesias en la actualidad aún batallan con divisiones, con inmoralidad, y con el uso de los dones espirituales. El libro de 1 Corintios pudo muy bien haber sido escrito a la iglesia de hoy, y haríamos bien en atender a las advertencias de Pablo y aplicarlas en nosotros mismos. A pesar de todas las reprensiones y correcciones, 1 Corintios trae nuestra atención de regreso a donde debe estar – en Cristo. El amor genuinamente cristiano es la respuesta a muchos problemas (capítulo 13). Un entendimiento apropiado de la resurrección de Cristo, como se revela en el capítulo 15, y por lo tanto una comprensión apropiada de nuestra propia resurrección, es la cura para lo que nos divida y amenace.
Autor: 1 Corintios 1:1 identifica al autor de la carta de 1 Corintios, como el apóstol Pablo.
Fecha de su Escritura: El Libro de 1 Corintios fue escrito aproximadamente en el año 55 d.C.
Propósito de la Escritura: El apóstol Pablo fundó la iglesia en Corinto. Pocos años después de dejar la iglesia, el apóstol Pablo oyó algunos reportes inquietantes acerca de la iglesia corintia. Estaban llenos de orgullo y estaban tolerando la inmoralidad sexual. Los dones espirituales eran usados incorrectamente, y había un creciente malentendido de las doctrinas cristianas básicas. El apóstol Pablo escribió su primera carta a los Corintios en un intento por restaurar a la iglesia corintia a su fundamento – Jesucristo.
Versos Clave: 1 Corintios 3:3: “Porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”
1 Corintios 6:19-20: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”
1 Corintios 10:31: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.”
1 Corintios 12:7: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.”
1 Corintios 13:4-7: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”
1 Corintios 15:3-4: “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.”
Breve Resumen: La iglesia corintia estaba llena de divisiones. Los creyentes en Corinto estaba divididos en grupos leales a ciertos líderes espirituales (1 Corintios 1:12; 3:1-6). Pablo exhortó a los creyentes corintios a tener unidad por devoción a Cristo (1 Corintios 3:21-23). Muchos en la iglesia estaban esencialmente aprobando una relación inmoral (1 Corintios 5:1-2). Pablo les ordenó expulsar a ese perverso de la iglesia (1 Corintios 5:13). Los creyentes corintios estaban llevándose unos a otros ante la corte (1 Corintios 6:1-2). Pablo enseñó a los corintios que sería mejor aceptar sufrir el agravio que dañar su testimonio cristiano (1 Corintios 6:3-8).
Pablo le dio instrucciones a la iglesia de Corinto sobre el matrimonio y el celibato (capítulo 7), la comida sacrificada a los ídolos (capítulos 8 y 10), la libertad cristiana (capítulo 9), el velo sobre la cabeza de las mujeres (1 Corintios 11:1-16), la Cena del Señor (1 Corintios 11: 17-34), los dones espirituales (capítulos 12-14), y la resurrección (capítulo 15). Pablo organizó el libro de 1 Corintios respondiendo a preguntas que los creyentes corintios le habían planteado, y respondiendo ante la conducta impropia y las creencias erróneas que ellos habían aceptado.
Conexiones: En el capítulo 10 del libro de 1 Corintios, Pablo utiliza la historia de los israelitas en el desierto, para ilustrar a los creyentes de Corinto la locura del abuso de la libertad y el peligro del exceso de confianza. Pablo les había advertido a los corintios acerca de su falta de autodisciplina (1 Corintios 9:24-27). Él prosigue describiendo a los israelitas quienes, a pesar de ver los milagros y el cuidado de Dios por ellos –la división del Mar Rojo, la milagrosa provisión del maná del cielo y el agua de una roca – ellos malentendieron su libertad, se rebelaron contra Dios, y cayeron en la inmoralidad y la idolatría. Pablo exhorta a la iglesia corintia a considerar el ejemplo de los israelitas y evitar la lujuria y la inmoralidad sexual (vv.6-8) y a poner a Cristo a prueba y quejarse (vv.9-10).Ver Números 11:4, 34, 25:1-9; Éxodo 16:2, 17:2, 7.
Aplicación Práctica: Muchos de los problemas y preguntas con las que estaba luchando la iglesia en Corinto, aún están presentes en la iglesia de hoy. Las iglesias en la actualidad aún batallan con divisiones, con inmoralidad, y con el uso de los dones espirituales. El libro de 1 Corintios pudo muy bien haber sido escrito a la iglesia de hoy, y haríamos bien en atender a las advertencias de Pablo y aplicarlas en nosotros mismos. A pesar de todas las reprensiones y correcciones, 1 Corintios trae nuestra atención de regreso a donde debe estar – en Cristo. El amor genuinamente cristiano es la respuesta a muchos problemas (capítulo 13). Un entendimiento apropiado de la resurrección de Cristo, como se revela en el capítulo 15, y por lo tanto una comprensión apropiada de nuestra propia resurrección, es la cura para lo que nos divida y amenace.
Carta de 2 Corintios
Autor: 2 Corintios 1:1 identifica al autor de la carta de 2 Corintios como el apóstol Pablo, posiblemente junto con Timoteo.
Fecha de su Escritura: El Libro de 2 Corintios muy probablemente fue escrito entre el 55-57 d.C.
Propósito de la Escritura: La iglesia de Corinto se inició en el año 52 d.C., cuando Pablo los visitó en su segundo viaje misionero. Fue entonces cuando él permaneció ahí por un año y medio, la primera vez que se le permitió quedarse en un lugar tanto como él lo deseara. Un registro de esta visita y el establecimiento de la iglesia, se encuentra en Hechos 18:1-18.
En su segunda carta a los corintios, Pablo expresa su alivio y gozo de que los corintios hubieran recibido su “severa” carta (ahora perdida) de manera positiva. Esa carta se refería a asuntos que estaban dividiendo a la iglesia; primeramente la llegada de los auto-nombrados (falsos) apóstoles (2 Corintios 11:13), quienes estaban insultando el carácter de Pablo, sembrando discordia entre los creyentes, y enseñando falsa doctrina. Ellos parecían estar cuestionando su veracidad (2 Corintios 1:15-17), su habilidad para hablar (2 Corintios 10:10; 11:6), y su indisposición para aceptar la ayuda económica de la iglesia en Corinto (2 Corintios 11:7-9; 12:13). También había algunas personas que no se habían arrepentido de su comportamiento licencioso (2 Corintios 12:20-21).
Pablo estaba muy contento de saber por Tito, que la mayoría de los corintios se habían arrepentido de su rebelión contra Pablo (2 Corintios 2:12-13; 7:5-9). El apóstol los anima por esto expresándoles su genuino amor por ellos (2 Corintios 7:3-16). Pablo también buscó reivindicar su apostolado, porque algunos en la iglesia probablemente habían cuestionado su autoridad (2 Corintios 13:3).
Positivamente, Pablo supo que los corintios habían recibido bien su “severa” carta. El apóstol los anima por esto en una expresión de su genuino amor por ellos (2 Corintios 7:3-16). Pablo también buscó reivindicar su apostolado, porque algunos en la iglesia probablemente habían cuestionado su autoridad (2 Corintios 13:3).
Versos Clave: 2 Corintios 3:5, “No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios.”
2 Corintios 3:18, “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
2 Corintios 5:17, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
2 Corintios 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”
2 Corintios 10:5, “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”
2 Corintios 13:4, “Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.”
Breve Resumen: Después de saludar a los creyentes en la iglesia de Corinto y explicarles por qué no los había visitado como originalmente lo había planeado (vv.1:3-2:2), Pablo explica la naturaleza de su ministerio. El triunfo a través de Cristo y la sinceridad a los ojos de Dios, eran los distintivos de su ministerio a las iglesias (2:14-17). Él compara el glorioso ministerio de la justificación de Cristo con el “ministerio de condenación” el cual es la Ley. (v. 3:9), y declara su fe en la validez de su ministerio a pesar de la intensa persecución (4:8-18). El capítulo 5 bosqueja las bases de la fe cristiana – la nueva naturaleza (v.17) y el intercambio de nuestro pecado por la justificación de Cristo (v.21).
En los capítulos 6 y 7 encontramos a Pablo defendiéndose a sí mismo y a su ministerio, asegurándoles nuevamente a los corintios su sincero amor por ellos y exhortándoles a arrepentirse y a vivir santamente. En los capítulos 8 y 9, Pablo exhorta a los creyentes en Corinto a seguir el ejemplo de los hermanos en Macedonia y extender su generosidad a los santos en necesidad. Él les enseña los principios y recompensas del ofrendar con un corazón alegre.
Pablo termina su carta reiterando su autoridad entre ellos (capítulo 10) y su preocupación por su fidelidad a él ante la feroz oposición de los falsos apóstoles. Él se llama “necio” a sí mismo por haber tenido que gloriarse de mala gana de sus credenciales y su sufrimiento por Cristo (capítulo 11). Termina su epístola describiendo la visión celestial que se le permitió experimentar, y el “aguijón en la carne” que le fue dado por Dios para asegurar su humildad (capítulo 12). El último capítulo contiene su exhortación a los corintios a examinarse ellos mismos para ver si su profesión es real, y termina con una bendición de amor y paz.
Conexiones: A través de sus epístolas, Pablo se refiere con frecuencia a la Ley Mosaica, comparándola con la supereminente grandeza del Evangelio de Jesucristo y la salvación por la gracia. En 2 Corintios 3:4-11, Pablo contrasta la ley del Antiguo Testamento con el nuevo pacto de gracia, refiriéndose a la ley como la que “mata” mientras que el Espíritu da vida. La ley es “el ministerio de muerte grabado con letras en piedra” (v.7; Éxodo 24:12) porque conlleva solo el conocimiento del pecado y su condenación. La gloria de la ley es que refleja la gloria de Dios, pero el ministerio del Espíritu es mucho más glorioso que el ministerio de la ley, porque refleja Su misericordia, gracia y amor, al proporcionar a Cristo como el cumplimiento de la ley.
Aplicación Práctica: Esta carta es la más Biográfica y menos doctrinal de las epístolas de Pablo. Nos dice más acerca de Pablo como persona y como ministro, que cualquiera de las otras. Dicho esto, hay unas pocas cosas que podemos tomar de esta carta y aplicarlas a nuestras vidas en la actualidad. La primer cosa es la mayordomía, no solo de dinero, sino también del tiempo. Los macedonios no solo dieron generosamente, “sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.” (2 Corintios 8:5). De la misma manera, nosotros debemos dedicar no solo todo lo que tenemos al Señor, sino todo lo que somos. En realidad, Él no necesita nuestro dinero. ¡Él es omnipotente! Él quiere el corazón, uno que anhele servir y complacer y amar. La mayordomía y el ofrendar a Dios es más que solo dinero. Sí, Dios quiere que diezmemos parte de nuestros ingresos, y Él promete bendecirnos cuando le damos a Él. Pero es más que eso. Dios quiere el 100%. Él quiere que nos demos por completo a Él. Todo lo que somos. Debemos pasar nuestra vida viviendo para servir a nuestro Padre. Debemos no solo darle a Dios algo de nuestro salario, sino que nuestras mismas vidas deben ser un reflejo de Él. Debemos darnos a nosotros mismos primeramente al Señor, y luego a la iglesia y a la obra del ministerio de Jesucristo.
Autor: 2 Corintios 1:1 identifica al autor de la carta de 2 Corintios como el apóstol Pablo, posiblemente junto con Timoteo.
Fecha de su Escritura: El Libro de 2 Corintios muy probablemente fue escrito entre el 55-57 d.C.
Propósito de la Escritura: La iglesia de Corinto se inició en el año 52 d.C., cuando Pablo los visitó en su segundo viaje misionero. Fue entonces cuando él permaneció ahí por un año y medio, la primera vez que se le permitió quedarse en un lugar tanto como él lo deseara. Un registro de esta visita y el establecimiento de la iglesia, se encuentra en Hechos 18:1-18.
En su segunda carta a los corintios, Pablo expresa su alivio y gozo de que los corintios hubieran recibido su “severa” carta (ahora perdida) de manera positiva. Esa carta se refería a asuntos que estaban dividiendo a la iglesia; primeramente la llegada de los auto-nombrados (falsos) apóstoles (2 Corintios 11:13), quienes estaban insultando el carácter de Pablo, sembrando discordia entre los creyentes, y enseñando falsa doctrina. Ellos parecían estar cuestionando su veracidad (2 Corintios 1:15-17), su habilidad para hablar (2 Corintios 10:10; 11:6), y su indisposición para aceptar la ayuda económica de la iglesia en Corinto (2 Corintios 11:7-9; 12:13). También había algunas personas que no se habían arrepentido de su comportamiento licencioso (2 Corintios 12:20-21).
Pablo estaba muy contento de saber por Tito, que la mayoría de los corintios se habían arrepentido de su rebelión contra Pablo (2 Corintios 2:12-13; 7:5-9). El apóstol los anima por esto expresándoles su genuino amor por ellos (2 Corintios 7:3-16). Pablo también buscó reivindicar su apostolado, porque algunos en la iglesia probablemente habían cuestionado su autoridad (2 Corintios 13:3).
Positivamente, Pablo supo que los corintios habían recibido bien su “severa” carta. El apóstol los anima por esto en una expresión de su genuino amor por ellos (2 Corintios 7:3-16). Pablo también buscó reivindicar su apostolado, porque algunos en la iglesia probablemente habían cuestionado su autoridad (2 Corintios 13:3).
Versos Clave: 2 Corintios 3:5, “No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios.”
2 Corintios 3:18, “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
2 Corintios 5:17, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
2 Corintios 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”
2 Corintios 10:5, “Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”
2 Corintios 13:4, “Porque aunque fue crucificado en debilidad, vive por el poder de Dios. Pues también nosotros somos débiles en él, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.”
Breve Resumen: Después de saludar a los creyentes en la iglesia de Corinto y explicarles por qué no los había visitado como originalmente lo había planeado (vv.1:3-2:2), Pablo explica la naturaleza de su ministerio. El triunfo a través de Cristo y la sinceridad a los ojos de Dios, eran los distintivos de su ministerio a las iglesias (2:14-17). Él compara el glorioso ministerio de la justificación de Cristo con el “ministerio de condenación” el cual es la Ley. (v. 3:9), y declara su fe en la validez de su ministerio a pesar de la intensa persecución (4:8-18). El capítulo 5 bosqueja las bases de la fe cristiana – la nueva naturaleza (v.17) y el intercambio de nuestro pecado por la justificación de Cristo (v.21).
En los capítulos 6 y 7 encontramos a Pablo defendiéndose a sí mismo y a su ministerio, asegurándoles nuevamente a los corintios su sincero amor por ellos y exhortándoles a arrepentirse y a vivir santamente. En los capítulos 8 y 9, Pablo exhorta a los creyentes en Corinto a seguir el ejemplo de los hermanos en Macedonia y extender su generosidad a los santos en necesidad. Él les enseña los principios y recompensas del ofrendar con un corazón alegre.
Pablo termina su carta reiterando su autoridad entre ellos (capítulo 10) y su preocupación por su fidelidad a él ante la feroz oposición de los falsos apóstoles. Él se llama “necio” a sí mismo por haber tenido que gloriarse de mala gana de sus credenciales y su sufrimiento por Cristo (capítulo 11). Termina su epístola describiendo la visión celestial que se le permitió experimentar, y el “aguijón en la carne” que le fue dado por Dios para asegurar su humildad (capítulo 12). El último capítulo contiene su exhortación a los corintios a examinarse ellos mismos para ver si su profesión es real, y termina con una bendición de amor y paz.
Conexiones: A través de sus epístolas, Pablo se refiere con frecuencia a la Ley Mosaica, comparándola con la supereminente grandeza del Evangelio de Jesucristo y la salvación por la gracia. En 2 Corintios 3:4-11, Pablo contrasta la ley del Antiguo Testamento con el nuevo pacto de gracia, refiriéndose a la ley como la que “mata” mientras que el Espíritu da vida. La ley es “el ministerio de muerte grabado con letras en piedra” (v.7; Éxodo 24:12) porque conlleva solo el conocimiento del pecado y su condenación. La gloria de la ley es que refleja la gloria de Dios, pero el ministerio del Espíritu es mucho más glorioso que el ministerio de la ley, porque refleja Su misericordia, gracia y amor, al proporcionar a Cristo como el cumplimiento de la ley.
Aplicación Práctica: Esta carta es la más Biográfica y menos doctrinal de las epístolas de Pablo. Nos dice más acerca de Pablo como persona y como ministro, que cualquiera de las otras. Dicho esto, hay unas pocas cosas que podemos tomar de esta carta y aplicarlas a nuestras vidas en la actualidad. La primer cosa es la mayordomía, no solo de dinero, sino también del tiempo. Los macedonios no solo dieron generosamente, “sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.” (2 Corintios 8:5). De la misma manera, nosotros debemos dedicar no solo todo lo que tenemos al Señor, sino todo lo que somos. En realidad, Él no necesita nuestro dinero. ¡Él es omnipotente! Él quiere el corazón, uno que anhele servir y complacer y amar. La mayordomía y el ofrendar a Dios es más que solo dinero. Sí, Dios quiere que diezmemos parte de nuestros ingresos, y Él promete bendecirnos cuando le damos a Él. Pero es más que eso. Dios quiere el 100%. Él quiere que nos demos por completo a Él. Todo lo que somos. Debemos pasar nuestra vida viviendo para servir a nuestro Padre. Debemos no solo darle a Dios algo de nuestro salario, sino que nuestras mismas vidas deben ser un reflejo de Él. Debemos darnos a nosotros mismos primeramente al Señor, y luego a la iglesia y a la obra del ministerio de Jesucristo.